Chirac habla, profundamente afectado, aunque parece que quiere seguir adelante como si no hubiera pasado nada. Acaba de decir, en este momento decisivo, que "Esto crea un contexto dificil para defender nuestros intereses". Uno se pregunta: ¿a quién se refiere cuando dice "nuestros intereses": a todos los franceses, incluyendo al 55% que ha votado "no", o a aquellos que votaron el "si" que él mismo promovía? Él quisiera hablar en nombre de todos, incluso de todos los europeos, pero su cara y su tono de voz dicen que es uno de los perdedores.
En este momento todos dicen grandes palabras (estoy siguiendo los debates, declaraciones y entrevistas en TV5), y casi todos las dicen con un notable nerviosismo. Como si casi todos hubieran estado temiendo que saliera el resultado que ha salido, y no terminaran de creérselo, y no supieran bien qué pedir y qué hacer ahora mismo.
Queda claro que los franceses son menos conformistas y maleables de lo que muchos suponían. Por hacer una comparación odiosa: no son tan conformistas y maleables como lo han sido los españoles en el correspondiente referendum. Los franceses han dicho que están hartos de sus políticos nacionales y de los políticos europeos. No quieren ni un "super-estado", ni un estado que deja salarialmente indefensos a los trabajadores nacionales ante la competencia a la baja del trabajador chino o polaco, en una europa mercantilizada. El resultado tiene todas las trazas de un rechazo al poder fáctico, a los poderes fácticos, que hasta ahora no han querido escuchar.
Crisis por tanto entre el "pais institucional" y el "pais real", con un voto claramente masivo. Desde los extremos de la izquierda y la derecha, que son los núcleos duros del "no", hasta el centro, en donde se reunen los votos por el "si", dominando la izquierda en la "victoria del no". El caso es que, sabiendo qué es lo que no quieren, queda por saber qué es lo que quieren. Porque ahora mismo no se sabe si se trata de disolver la Asamblea nacional, si Chirac debe dimitir junto a su gobierno. O qué.
Las élites políticas en las instituciones democráticas francesas parece que no responden a la "Francia profunda". El voto, tanto el "no" como el "si" es muy heterogéneo y transversal. No es simplemente ni "la gauche", ni "la droite", como cada representante de un partido que habla, intenta arrimar el ascua a la respectiva sardina. No son los troskistas ni los neofascistas los que han ganado. No es la "economía de mercado" lo que se rechaza, aunque se rechace la reducción del fundamento de la vida en común a criterios de mercado. Parece que se demanda más humanismo, más atención a las personas y menos tecnicismos estructurales. No es el "bien social" visto bajo una óptica comunista o socialista lo que ha ganado. Más bien parece que con el desgaste de "lo que hay" vuelve a renacer el interés por aquel viejo "bien común" que evita los excesos del egoísmo individualista.
El pasado 5 de febrero, con ocasión del referendum español, publiqué aquí mismo un texto llamado Europa: votar NO. Por una "comunidad jurídica", distinta de una "comunidad de valores".
Sigo pensando lo mismo. Europa, así no. Como se ha visto en Francia, una democracia no es el maquillaje de una especie de suave, o no tan suave, despotismo ilustrado. En Francia ha votado casi el 70% de los ciudadanos, por razones más bien laborales y económicas, pero desde luego razones políticas y razones últimas o básicas de la Europa que se quiere. Como resumen, en medio del estupor vergonzante europeo, el gobierno francés apela, una vez más, a unirse en trono a los "valores". Pienso que es ese exactamente el error.
Si lo que falta es un "alma" para que Europa sea un organismo vivo y una aventura que ilusione para lograr un mundo mejor para las próximas generaciones, los "valores" esgrimidos no bastan. Porque muchos de ellos son meros valores de ocasión: relativos, circunstanciales, negociables y tergiversables con adecuada labia propagandística. No son raíces que aposenten en tierra europea los ideales sobre los que la misma Europa ya ha nacido y crecido desde hace siglos. Las escaramuzas de Giscard y sus muchachos por una parte, y Juan Pablo II por otra, recordando la vigencia de las raíces cristianas de Europa tienen estrictamente que ver con esto. Y sobre esto habló el entonces cardenal Ratzinger hace poco más de un año, a muchos políticos y gentes de cultura en la biblioteca del Senado italiano.
Además, parece que es de común sentir que una compleja "comunidad jurídica", con leyes y disposiciones sobre muchas y variadas cuestiones, en demasiados (448) artículos y clausulas, no se consulta pidiendo una respuesta única en alternativa si/no. Hay mucho matiz que hacer, en demasidadas cuestiones que no se ven bien en "blanco y negro". Hablar en estas circunstancias de una europa de los "valores" aparece como una operación de cosmética retórica para que todo se haga según los designios ilustrados y más bien egoístas de esa especie de burocracia tecnócrata, hermética e invasiva, que vive (y muy bien, por cierto) en Bruselas.
Jacques Lang, socialista favorable al "si", dice que pasará mucho tiempo antes de disponer de un texto mejor. Pienso que no pasaría tanto tiempo para tener un texto sencillamente bueno, más breve, si las cosas se plantean de otro modo más fundante. Si lo que se pretende es una especie de "We the people" americano, pero a la europea, hagamos una especie de "We the people", sin tener que pelearnos con nuestro pasado.
Pero antes, quizá, tendría que suceder algunos cambios. Por ejemplo, ya que "Le Monde" dice que este resultado hace daño a Zapatero, quizá alguien en España podía plantearse que dimitiera Zapatero, puesto que fue a echar el otro día una mano a Chirac, que ha perdido en este Referendum. Lo mismo que hizo un poco antes cuando fue a echar otra mano a Schröder, que también perdió. No parece que sea gafe, sino que sus apoyos y sus preferencias y decisiones no son -cuando menos- precisamente preclaras, eficaces, en sintonía con la realidad europea. Algo podría aprender de la imagen que hoy presenta el panorama francés, si piensa -por ejemplo- en la España profunda y numerosa que parece soliviantarse ante el "trágala" de sus medidas legislativas en torno a la familia.
Los ciudadanos europeos, parece, queremos saber más y participar realmente en debates genuinos democráticos, sobre nuestra realidad europea. No jugarnos el futuro a cara o cruz, ni dejarlo sin más en manos de los partidos políticos, que más que buscar modos de lograr el bien común ciudadano, se convierten en maquinarias electorales nacionales y europeas.
No gusta la demagogia de los políticos que dejan la política en manos de publicitarios que venden un modelo de convivencia en sociedad como si fuera un modelo de traje de baño para el próximo verano.
Europa seguirá adelante, pero los franceses han dicho que, "así, NO". Los demás, vamos a tomar nota del aviso. Y quizá a alguno se le ocurra leer los viejos papeles de los ya difuntos "padres fundadores" de la Europa. Ahí debía haber algo que movió a emprender una aventura que entonces parecía utópica. Quizá ahora necesita un impulso del mismo estilo para que Europa siga siendo una aventura y no un simple gran mercado gestionado por funcionarios ilustrados.
Decía Ratzinger en aquella conferencia, dando impresión de haber leído esos viejos papeles fundadores, que "Europa necesita de una nueva –ciertamente crítica y humilde– aceptación de sí misma, si quiere verdaderamente sobrevivir". Y también que "No sabemos cómo será el futuro de Europa. La Carta de los derechos fundamentales puede ser un primer paso, un signo de que Europa busca nueva y conscientemente su alma. En esto hace falta darle la razón a Toynbee: el destino de una sociedad depende siempre de minorías creativas."
El estrepitoso fracaso del proyecto de la minoría giscardiana hace pensar en la necesidad de una nueva minoría creativa, de corte, raíces y horizontes bien distintos.
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Actualización (1 Junio 2005): entre los muy abundantes comentarios sobre el no-refrendo francés al proyecto de constiución europea, resulta interesante la pregunta que plantea Federico Ysart en Negocios: "¿qué hacer en un país cuando sus dos grandes referentes políticos, los socialistas y el centro derecha, acuerdan votar sí al tratado constitucional europeo y los ciudadanos dicen que nones?"
Igualmente conviene leer el artículo "In full knowledge of the facts", que el filósofo francés Paul Virilo publicó el 25 de mayo en Die Zeit, ahora traducido en inglés en Signandsigth: (...) "We are moving from a democracy of opinion toward a "democracy of public emotion", where what is desired of voters is less a free choice, a firm affirmation by a sovereign people, than a "limp consensus", a friendly solution in the name of a population subjected to all possible forms of brain washing after the excesses of the polls. In the meantime, after the progress of electronic democracy in real time, we are seeing the era of virtual democracy, inspired by the most outrageous marketing strategies, as exemplified by the election of the current governor of California."
-- "My problems with the term 'Europe' are similar to St. Augustine's with 'time' – if nobody asks me to explain it, I know what it is. If somebody wants to delve deeper, I have no answer", writes Warsaw journalist Maria Graczyk, en la NZZ Online: Ich Europäerin. Singandsigth ofrece esta síntesis en inglés: "First I heard wonderful mythological words like democracy, freedom, fatherland. Soon more contemporary expressions entered my ears: net receivers, net payers, low-wage countries. In the same way, the magnificent 'fraternité', 'solidarité', 'égalité' of old have been substituted by 'acquis communautaire', 'negotiations' and 'delocalisation'".
Graczyk then describes a dispute between French Member of the European Parliament Jean-Louis Bourlanges and Polish opposition leader Jan Rokita: "Bourlanges says: 'It seems to me you've been knocking at our door for years, and when we let you in, you whine that the food is bad, the walls are peeling, and where's the picture of Our Lady? Why didn't you notice this before?' To which Rokita replies: 'We're not guests in the flat – you're mistaken there. You didn't invite your acquaintances from the provinces to stay for a while. We've moved in for good! You've taken a wife who wants tear down some walls because she has every right to do so'."
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Actualización (31Mayo 2005): bienvenidos los lectores que llegan desde Nauscopio, desde Compostela (aunque el post trata de otra cosa), y desde Si,si,no,no, Alemaniaeconomia..., entre otros.
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Actualización (30 Mayo 2005, 11.00am): por si sirve de ayuda para hacerse una rápida idea del asunto, puede leerse la revista de prensa internacional que ofrece "Le Monde" con el título "Douche froide" à la "une", las reacciones en Europa que recoge Reppublica, o la "Revista de prensa" de Libertaddigital. El mapa que ofrece "Le Monde" da una idea de la geografía del refrendo:
Buenos días! Puse un enlace en mi blog a este, su excelente envío. Intenté -sin éxito- hacer un trackback. Gracias.
Publicado por: Marta Salazar | 30 mayo 2005 en 08:56 a.m.
Enhorabuena por el post: yo también he puesto un enlace.
Publicado por: Compostela | 30 mayo 2005 en 10:20 a.m.
Muchas gracias a los tres, y un cordial saludo.
Publicado por: JJGN | 30 mayo 2005 en 11:39 a.m.