Este post es continuación de los comentarios surgidos a propósito del último tramo “Embriones fuimos” del post anterior (Popurrí: razón de amistad en los blogs / Europa · We Media · Embriones fuimos). Pienso que es mejor ir a esa dirección para leer allí el texto y los 10 comentarios sobre todo de Maty, de C.S. Brenes y las expectativas de Montse, y otros lectores que prefieren no añadir nada (gracias!), junto a mis respuestas. El diálogo sigue aquí, porque de otro modo me parece que resultaría más difícil de leer. Por el interés de lo tratado, y también por la longitud de lo escrito. Parece que, intentando esquivar la escritura con aquel “popurrí” de meras alusiones, he terminado por cavar la fosa del tiempo disponible: aquí estoy escribiendo, también largo. Una vez más, sin tiempo para abreviar.
“Embriones fuimos”. Vamos allá. Es cierto que abre y sugiere muchas cuestiones acerca de la identidad personal, y de la sacralidad de la vida, como dicen Maty y Carmen Sofía por distintas vias, pero procuraré concretar, manteniendo reducida la apertura del horizonte. Estamos en un asunto que –como de ordinario pasa aquí- tiene mucho que ver con el sentido de las palabras y con las mismas cosas. Viendo si las palabras y las cosas se adecúan de modo veritativo, o bien con diversas razones intelectuales y vitales, desde la opinión a la certeza (usados estos términos en el sentido gnoseológico habitual, que podemos encontrar en este útil manual de A. Llano). En este caso, hay además mucho contexto bioético como telón de fondo. Y aunque se limite el horizonte del tema, y se procure evitar pérdidas de tiempo al lector, resulta que estas cosas piden una extensión adecuada. Sobre todo escribiendo sin especial tiempo para corregir y matizar lo escrito en asunto tan delicado. El texto que sigue está dividido en 7 puntos.
1. Digresiones filosóficas machadianas
Recuerda Maty en su último comentario que "la verdad es la verdad, independientemente de quién la diga y dónde". De lo contrario, no hay quien dialogue, ni se puede evitar que una conversación se convierta en uno de aquellos “diálogos para besugos” que en su tiempo publicaba La Codorniz. Pienso que conviene detener un poco la atención sobre este punto. Lo recordaba, desde luego a su modo y sin faltarle razón, Antonio Machado:
“La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero.
Agamenón. Conforme.
El porquero. No me convence.”
Me ha venido esto a la cabeza, al leer el comentario de Maty, aunque no precisamente por lo que dice, que está en su sitio, como debe estar. Me viene a la cabeza pensando en el porquero de Agamenón. Si a uno le toca –cuando habla o escribe, en algunas ocasiones y circunstancias (no en ésta)- ser considerado, precisamente por lo que dice, como el porquero de Agamenón, entonces parece que cambian las cosas. Me explico: a veces –el ambiente, las modas, lo políticamente correcto sobre el sexo, la raza, la religión, etc.- es relativamente sencillo ver que alguien –incluso uno mismo- es tratado con un cierto aire de displicencia o tolerancia mal entendida, aunque diga la misma verdad que Agamenón. Quiérase o no, socialmente, periodísticamente, el porquero de Agamenón es –en términos de opinión pública- indudablemente menos que el gran Agamenón. Sin Agamenón, ni siquiera tiene sentido hablar de lo que piense un porquero… Aunque, menos mal!, algunas historias de ficción suelen tomarse estupendas revanchas poéticas, y nos hacen ver que, a veces, incluso, Agamenón se equivoca, y su porquero es quien es capaz de decir la verdad, aunque le cueste la misma fama, honra o inlcuso la vida.
Quizá por pensar en el delicado y complejo tema que traemos entre manos, y pensar al tiempo en las capacidades sofísticas que se pueden ver camufladas en el periodismo, y también en la red, me han venido también a la memoria también aquellos ejercicios de sofística del Mairena de Machado:
«No hay regla sin excepción, se dice». ¿Es cierto? Yo no me atrevería a asegurarlo. De todos modos, si esta afirmación contiene verdad, será una verdad de hecho, que no satisface plenamente a la razón. «Pero toda excepción –se añade- confirma la regla». Cierto que si toda excepción lo es de una regla, donde hay excepción hay regla, y quien piensa la excepción piensa también la regla. Esto es ya una verdad de razón, es decir, de Pero Grullo, mera tautología que nada nos enseña. Hasta aquí el sentido común. Y de aquí en adelante el trabajo ingenioso de la tontería humana.
-- 1º. Si toda excepción confirma la regla, una regla con excepciones será más regla que lo sería una regla sin excepciones, a la cual faltaría la excepción que le confirmase.
-- 2º. Tanto más regla será una regla cuanto más abunde en excepciones.
-- 3º. La regla ideal sólo contendría excepciones.(Continuar por razonamientos encadenados, hasta alcanzar el vórtice de la estupidez).
Con esta traída a colación de Machado simplemente intento corroborar el acuerdo con Maty acerca de la presencia observada en la red de algunos vericuetos pseudológicos que a veces brillan por sus razonamientos ideológicos –especialmente políticos y éticos- como si fueran genuinas verdades de Pero Grullo, cuando en realidad se trata de pequeños –ni siquiera grandes- “vórtices de estupidez”. Por eso parece que –puestos a llegar a algún puerto deseado en el diálogo- siempre es mejor concentrarse en tratar del asunto, antes que entablar diálogos del tipo “un tal dijo que…”, aunque “yo diría mejor que…”, etc.
De ahí quizá –y volviendo aún sobre el asunto de “la verdad es la verdad”, que tiene más miga de la que de entrada parece- no está de más, ya puestos con Machado (Poesía y Prosa, T. IV, Espasa, Madrid, 1988), recordar aquella otra consideración:
“Señores (decía Mairena a sus discípulos) ningún gran filósofo renegaría de la verdad, si por azar la oyera de labios de su portero. Pero esto es un privilegio de los grandes filósofos. La mayoría de los hombres preferirá, a la verdad vulgarizada, (por ej.: dos y dos = cuatro), la mentira ingeniosa o la tontería sutil, más allá del alcance de los tontos. Meditad sobre esto.”
Es relativamente fácil encontrar en las argumentaciones de nuestros días, sobre asuntos de calado como los que interesan aquí, no sólo 'mentiras ingeniosas', sino también 'tonterías sutiles'. Sería fascinante leer a alguien que tuviera un poco de paciencia y otro poco de ciencia, y que además tuviera la ocurrencia de recoger y comentar algunas de las “perlas epistemológicas” que circulan por nuestros vecindarios culturales como si fueran verdades de platino iridiado. La sutileza en la tontería es mil veces más interesante que la sutileza científica.
2. Vuelta al asunto implicado con “embriones fuimos”
Un diálogo temático en formato blog, medio tertuliante y medio academizante (más lo primero que lo segundo), si está abierto casi 360 grados a la redonda de la identidad personal, puede convertirse en algo tan imposible de mantener como la cuadratura del círculo.
Me parece que no es éste –ay!- un lugar adecuado para hacer extensos razonamientos academizantes, más o menos improvisados y sintéticos, que deberían ser a la vez profundos y sencillos de entender, y que –a propósito del asunto de los embriones- traten acerca del ser o no ser, o acerca de la vida, de la dignidad humana, del escándalo del mal y tantas otras cosas. Hay muchos y muy buenos tratados y manuales filosóficos, metafísicos o no, que intentan dar respuesta a esos y otros interrogantes radicales, para alimentar la tendencia academizante del asunto. La tendencia tertuliante parece que exige más bien cierto manejo de la imaginación y el tino en el plantear, decir y sugerir, contando desde luego con la buena fe y el uso de la razón de todos los participantes. Y navegar entre esas dos tendencias, casi inevitables, cuando se pretende mantener una cierta frecuencia en la periodicidad exige, o bien dedicar mucho tiempo, o bien mantener centrado el asunto en diálogo. Me inclino por lo segundo, carente de lo primero.
De todos modos, casi ninguno de los estudios, razonamientos y tratados (académicos y academizantes) antes aludidos habla de un aspecto, esencial aspecto a mi modo de ver, y muy relacionado con algunos de esos interrogantes radicales en torno a los embriones humanos. Tampoco se suele hablar demasiado de ello en los mismos medios de comunicación, sean tácita o explícitamente tertuliantes. El aspecto es éste: la presencia de una avaricia feroz, incontenible e insaciable, que se oculta y que pretende ser olvidada (todos sabemos que es un mal) en las escaramuzas contemporáneas sobre qué son y qué cabe hacer con los embriones humanos, ante los horizontes oscuros de la clonación, por ejemplo.
La palabra “clonación” está íntimamente asociada con los embriones humanos, a pesar de las imágenes fabricadas de bebés sonrosados, sanos, simpáticos y gorditos que suelen ofrecer los periodistas. “Clonación” es un sustantivo que aún está cargado –es de sentido común- de abismos de terror más o menos semejantes a los del Golem o del doctor Frankenstein, o incluso (y pesa decir esta verdad, tan cercana en el tiempo), semejante al eugenismo nazi. Para que toda esta galaxia de horrores no acompañe al término y a la noción de clonación, los expertos en propaganda han sabido encontrar para la clonación unos adjetivos neutralizadores capaces de frenar la fuerza más bien devastadora que la imagen de un clon de uno mismo ofrece a la imaginación de los no expertos. Estos adjetivos neutralizadores son dos, de entrada: “no-reproductiva”, con efecto de freno a la negatividad semántica; y –sobre todo- “terapéutica” con efecto de acelerador a la afirmatividad semántica. Si la clonación de entrada resulta que es “no-reproductiva”, entonces desaparecen de la imaginación los terrores del auto-clon, y si, además, resulta que es “terapéutica”, entonces genial: ¡claro que estoy –¿quién no lo está?, y ya puestos, habría que insultar a quien no esté- a favor de que a los pobres parkinsonianos les desaparezca el parkinson!
Como por ensalmo, el sustantivo, la “clonación”, ha desaparecido, ha quedado disuelto en sus adjetivos. Y no sólo eso: resulta que, a fin de cuentas, lo que de verdad está en juego, de lo que se trata es a fin de cuentas del parkinson u otras enfermedades (no de los embriones, no de la clonación: uff, fuera! Qué cosas más obscenas: fuera, fuera de la escena pública!). No cuentan las células madre de los adultos (a pesar de que son las que realmente funcionan ya mismo), hay que ir a las de los nonatos eliminados para obtenerlas más fresquitas. Está de por medio la investigación de los laboratorios y los millones de personas, con cientos de millones de cualquier divisa sólida a mano, listos para invertir en la propia salud. Ahora, cuando éramos jóvenes (como quien dice), hay que fijarse en los viejitos, no tanto quizá por ellos mismos, cuanto porque un día llegaremos a serlo nosotros. Lo que cuenta es que yo –como el caso que cuentan en la tele, y en la prensa- también tengo una viejita en mi familia que tiene parkinson. ¡Qué estupendo sería que se le pudiera curar!
Y por tanto no es de extrañar que salten a la palestra palabras o consideraciones implícitas (que dichas negro sobre blanco y sin entrecomillar, como puede leerse a renglón seguido, parecen indignas e injustas), más o menos de este tenor, entre contenido y agresivo: ¿Quienes son los pobres imbéciles, los retrógrados, los inhumanos, los ignorantes, los egoístas, los salvajes ilustrados, los desconsiderados con los ancianos menesterosos,… los que no quieren curar el parkinson? ¿Quiénes son esos pobres terroristas sociales que quieren frenar, es más: parar, bloquear, impedir, negar el avance inexorable de la ciencia, siempre a favor del bien de la humanidad? Y -efectivamente- ahí están, a mano, algunos de los que saben algo de la persona humana, algunos de los que saben algo de lo que realmente son y lo que pasa con los embriones (o los pre- pre-embriones), algunos de los que saben algo de la dignidad humana, algunos de los que piensan que no todo lo que somos nos lo damos exclusivamente unos a otros, sino que nos viene dado con nuestra naturaleza personal. Etc. Estos y algunos otros fundamentalistas (sean del sexo, raza y credo que sean: en esto da igual) son los que –si no nos apresuramos a quitarlos de en medio, a eliminarlos del diálogo público en este asunto- nos pueden aguar la fiesta. Porque están empeñados en saber qué o quién es y qué sucede con un “embrión”. Palabras, siempre enredando con las palabras, estos fundamentalistas. ¿Es que no se dan cuenta de que nos dejan –a los demás, a la “gente normal”- ocuparnos en paz de las cosas de la realidad? Y así…
¿Qué fiesta puede aguarse con los embriones y la clonación, (y el aborto, la autanasia, etc.) a la vista? Dicho en plata, la fiesta de la razón científica en sus bodas con el mercado de la salud. (Y mejor no decir “salud eugenésica”, porque –aunque se sepa que de eso se trata- a lo mejor a alguien le suena mal. Aquí y ahora basta y sobra el sustantivo. Sin adjetivos).
3. Ingeniería genética, 1 – Razón humana, 0.
Los de “ciencias” siempre han ganado a los de “letras”. Sobre todo desde que la competitividad del mercado, la eficiencia, el éxito de colocación asegurado, son a fin de cuentas la razón de ser dominante en la elección y organización de los estudios universitarios, por ejemplo. El espíritu contable, la razón geométrica, la cuantificación siempre han salido ganando en las lides modernas. Quizá por eso, las gentes de “letras” han terminado por aceptar el “criterio científico” para organizar las “humanidades”. Como si el criterio científico fuera sólo uno, y como si cada saber humanístico no tuviera su razón de ser propia. Y con ella, los criterios para la evaluación de planteamientos y logros de objetivos. O los criterios para distinguir un razonamiento racional, teórico o práctico, de un sofisma. O los argumentos, lugares comunes, tiempos, y demás circunstancias que resultan ser, por ejemplo, tan propias del debate judicial, como diversas del debate asambleario o del epidíctico.
Los mismos científicos andan rodeados de complejos problemas acerca de la fiabilidad de los clones animales. Pero eso parece que no nos importa. Si los científicos dicen que la clonación es sólo terapeutica y con fines no-reporductivos, podría parecer que se acabó el problema. Y se acabó quiere decir, en concreto, que no hay más que hablar. O no (dice el que luego será presentado y visto como agorero), porque quizá acaba de iniciarse un problema mayor. Nos hemos olvidado del sustantivo y nos quedamos con el adjetivo. No sabemos qué es clonación. No importa, porque como ya sabemos que es no-reproductiva y además es terapéutica…
4. En torno al lenguaje de la magia
Quizá habría que recordar que la magia, como saber capaz de interferir lingüísticamente en las desconocidas regularidades de la naturaleza, para ponerlas a favor de nuestros intereses, en principio servía (y quizá aún sirve, si es el caso) para eso: para actuar en propio favor contra las imprevisiones de la naturaleza. Pero no es la magia algo trasladable al mundo humano. La magia está bien para actuar sobre el cosmos, mineral, vegetal y animal, con un lenguaje que no necesariamente ha de ser inteligible (el cosmos no lo entiende, en todo caso: simplemente se doblega a su fuerza) pero no sobre el ser humano, no sobre los semejantes. El hombre más primitivo, con el saber más primitivo, el de la magia, respetaba a sus semejantes, como seres inteligentes y dueños también del lenguaje y de los conjuros capaces de torcer la naturaleza en beneficio propio. En último caso, si el propio conjuro no funcionaba, había que guerrear y derrotar a la tribu vecina y hacerse con su chamán, porque poseía un conjuro mas fuerte que el nuestro. (No es comparable el conjuro de la magia con la oración del creyente: el primero es lenguaje imperativo y actúa –o no- por su propia eficiencia, la segunda es lenguaje impetratorio dirigido a Dios, para que –si quiere- haga lo que nosotros queremos).
Hoy quizá unos piensan que, disponiendo políticamente del “Boletín oficial”, con la capacidad de dictar leyes y reglamentos, se cambia (como si fuera por arte de magia) directamente el ser de las cosas, algo que no está suficientemente sometido a nuestros deseos, que no se pliega en nuestro beneficio, que –siendo gobernantes democráticos- es sinónimo automático de bien común.
Hoy muchos piensan que, además de tener el “Boletín oficial” bien sujeto por el mango, como instrumento de trabajo sobre la sociedad, si no se dispone además de una fuerte, intensa y extensa campaña de propaganda, no se logra que la gente piense como nosotros o por lo menos se someta en sus actos a nuestros propios deseos. Aún queda algo de pluralismo informativo y cultural, que hace necesario el recurso a este expediente, bien en tiempo de elecciones políticas, bien en tiempos de cambios de mentalidad social acerca de determinadas realidades. Realidades que responden necesariamente a nombres sustantivos, capaces de ser además adjetivados.
Por ejemplo, la clonación (no-reproductiva, terapéutica), los embriones (perdón: pre-embriones), el aborto (terapeútico: interrupción terapéutica del embarazo), etc.
5. Límites del discurso público: la aparente solidez del puro viento
La verdad es que si hoy se midiera la calidad de algunos razonamientos en torno a estas palabras y nociones como se mide la del tabaco (no la de la marihuana), hace tiempo que a la ciudadanía le estaría, no sólo recomendado, sino explícitamente vetado escuchar muchos discursos políticos y mucha propaganda malamente envuelta en periodismo o en publicidad (científicos, por supuesto). Y no pocas veces, masivamente manipuladores. Por el alto riesgo de producir imbecilidad, situación que de ordinario impide razonar, conocer la realidad y actuar en ella. Por ser perjudiciales para el sentido común, y para la imaginación, y para la memoria, y la estimativa. Es decir, como promotores de disturbios en el conocimiento sensible humano, que es el único capaz de proporcionar elementos a la inteligencia y a la voluntad, para saber lo que son las cosas y para decidir y decidir-se a hacer o actuar de un modo u otro. Libremente. Sin condicionantes ni aditivos externos.
Dice mi colega y amigo Alejandro Navas, filósofo y sociólogo, en un largo estudio (“Cultura de vida”) que desde luego recomiendo leer con detenimiento, que
“los intelectuales en general y, por tanto, los académicos también, casi siempre han disfrutado con el papel de Casandra. La ventaja es que resulta fácil acertar, y si uno es capaz de ir más allá del narcisista ‘ya lo decía yo, pero el mundo no me hizo caso’, se suele presentar la oportunidad de aportar buenos argumentos para ayudar a orientar la acción social hacia un curso deseable. El giro adoptado por Jürgen Habermas ilustra bien esta situación. En su último libro, ‘Die Zukunft der menschlichen Natur. Auf dem Weg zu einer liberalen Eugenik?’, el hasta ayer campeón del proyecto cultural ilustrado abandona su planteamiento meramente procedimental y pragmático para dar cabida a consideraciones realistas, que recuperan hasta cierto punto la idea de naturaleza humana –el mismo título del libro es bien elocuente–. Todo su afán es prevenir contra los peligros de un liberalismo eugenésico. Se comprueba una vez más que, en ocasiones, las cosas tienen primero que empeorar del todo para que puedan empezar a mejorar. ¿Tendrán otros la lucidez y la capacidad de rectificar que muestra aquí Habermas?
Es obligado debatir –aquí estamos con Habermas–, pero no obstante, como ya señaló Aristóteles, hay límites que el discurso, el debate filosófico o político, no deberían traspasar. Ilustra esta tesis con el ejemplo del que razona a favor del asesinato de la propia madre. Ese tal, según el Estagirita, no merece argumentos, sino una reprensión. Los que intentan defender el respeto a la vida y a la dignidad humanas se encuentran con frecuencia en una tesitura similar a la del ejemplo aristotélico, y tener que formular razonamientos para la defensa de lo obvio y evidente puede llegar a resultar desesperante. Lo grave de este debate es que no se ventila dentro de las paredes del seminario universitario, donde se puede decir y defender cualquier postura, por extravagante que parezca: una vez terminada la sesión, se abandona el aula y los interlocutores reingresan en el mundo de la vida cotidiana. Por el contrario, aquí hay en acción una compleja maquinaria o alianza que integra a la misma ciencia, la economía y la política, y que se lleva por delante cada año tantos millones de vidas humanas como se cobró toda la Segunda Guerra Mundial.
Decían los clásicos que la virtud de la fortaleza, más que en impulsar a la realización de acciones difíciles o arriesgadas, estaba en la capacidad de resistir con entereza los ataques de la adversidad. A la vista de las fuerzas movilizadas por la cultura de la muerte, no hay que ser una Casandra especialmente competente para advertir que suena la hora de la resistencia. Además del ánimo templado, una mente lúcida y atenta, que sabe hacerse cargo de los bienes e intereses que hay en juego, es un requisito imprescindible para triunfar en esta confrontación, que promete ser duradera.
Alejandro Navas relata, en su bien trazado recorrido por los caminos de la modernidad, el creciente e impresionante desarrollo de “lo científico” como argumento supremo en defensa (o en ataque) de tesis o asuntos más bien penetrados, o mejor, hechos de sustancia filosófica, antropológica, “de humanidades”, para entendernos. Asuntos muchas veces –si no siempre- vitales, que indefectiblemente superan el limitado alcance de los conocimientos que aportan los saberes científicos, cada uno en su ámbito. Para no alargar de modo desconsiderado este ya largo texto, recojo aquí este razonamiento ejemplar y vital, quizá “no científico”, pero que desde luego hace estricta justicia racional al asunto del que habla:
En el ámbito de la ética y la antropología se ha distinguido entre ‘hombre’ y ‘persona’, con una fundamentación que se remonta a Locke. Según esta tesis, no todos los hombres serían personas –que es lo realmente valioso y merecedor de respeto–.
La condición personal se hace depender de la presencia actual de determinadas cualidades: memoria, conciencia de sí mismo, capacidad de razonar y de expresar y defender intereses, etc. Los que no puedan mostrar esos requisitos no serían acreedores al respeto que ordinariamente tributamos a las personas, y podrían ser preteridos o, en el límite, eliminados.
Es claro que ese concepto de persona deja fuera a mucha gente, y no sólo a los enfermos terminales: bebés, durmientes, débiles mentales, etc. No sorprende que el debate sobre una propuesta tan contraria a nuestras intuiciones antropológicas y éticas más elementales haya adquirido en ocasiones tintes polémicos y personales.
Peter Singer, uno de los pioneros en la defensa de este punto de vista, también se ha visto en situaciones similares a la de Dawkins, como cuando un paralítico en silla de ruedas se le acercó durante un programa televisivo para echarle en cara que con su argumentación estaba proponiendo en última instancia que se le matara, ya que se trataba de una vida sin valor. Es también de Singer la tesis de que un cerdo adulto puede ser más valioso que un bebé humano.
Pero una vez más se comprueba que una cosa son las teorías y argumentos que uno defiende en textos y en el ámbito del debate y otra la vida misma. Recientemente ha enfermado –de una afección senil– la propia madre de Peter Singer, y su hijo, solícito, ha dispuesto que tres enfermeras se turnen a lo largo del día con el fin de que su madre esté bien atendida en todo momento.
En una entrevista reciente alguien echó en cara a Singer lo incoherente de ese comportamiento, pues según sus propias tesis, su madre había quedado privada de la condición de persona y podría incluso ser liquidada sin problemas. La respuesta de Singer no pudo ser más elocuente: "Pienso que lo sucedido me ha abierto los ojos y ahora veo que estas situaciones resultan muy difíciles para quienes se ven afectados directamente. Todo esto es más difícil de lo que yo pensaba antes, pues las cosas son distintas cuando se trata de la propia madre". Verse afectado personalmente por la problemática en cuestión ayuda, sin duda, a enriquecer o incluso a modificar la simple consideración teórica del problema.
Es lo que le ocurrió, hace unos años, a la estrecha colaboradora y esposa del presidente de una organización británica promotora de la eutanasia. La mujer enfermó de cáncer y, pasado poco tiempo, decidió… divorciarse.
He expuesto antes diversas razones que pueden ayudar a la propagación de la eutanasia. Entre las circunstancias susceptibles de actuar como freno contra esa aparente tendencia imparable está, sin duda, el hecho de que los parlamentarios que, en cada país, tendrán que pronunciarse sobre los correspondientes proyectos de ley, pueden convertirse ellos mismos en sujetos pasivos de esa práctica, peligro que, por ejemplo, ya no se da cuando se legisla sobre el aborto. Se me puede reprochar que argumento ad hominem, pero en cierto modo todo argumento lo es, y de forma especial cuando se trata de cuestiones que tocan tan de cerca el núcleo de la vida humana.
No se trata de insistir, ni tampoco de una “boutade”, pero si se hace depender la condición personal (además del tamaño físico y la edad en horas o días) de la presencia actual de determinadas cualidades en un ser humano (memoria, conciencia de sí mismo, capacidad de razonar y de expresar intereses, etc.), ¿qué pasa con nosotros mismos cuando sucede (como sucede) que estamos sometidos a una acción propagandística fuertemente manipuladora, que bloquea y condiciona el funcionamiento autónomo de esas mismas cualidades? ¿Dejamos de ser personas? Quizá, en cierto sentido, sí: quizá en cuanto nos descuidamos, nos convertimos en estrictos personajes de nosotros mismos, caricaturas unidimiensionales, simples consumidores de diversos tipos de “soma”, en un mundo real que ni Aldous Huxley se atrevió a pensar, ni tampoco George Orwell pudo prever hace mas de cincuenta años, cuando definía así el “lenguaje político: disenyado para que las mentiras suenen como si fueran verdad y para dar apariencia de solidez al puro viento”.
6. Discusión racional e intereses industriales
Vuelvo a tomar palabras ya escritas de Alejandro Navas para mencionar (sin abrumar) la presión del sector industrial que está en la base de la investigación científica. Base no sólo económica, que busca resultados económicos, sino también base que –con tal de lograr los máximos posibles beneficios enconómicos- está manipulando el contenido de la misma ciencia, a través de las exigencias planteadas a los científicos. Que quizá ya no sean propiamente científicos, porque se hayan convertido en meros “enpleados de la multinacional ZZ”, incluso aunque ni siquiera lo sepan:
Si el desarrollo de las ciencias relacionadas con la vida adquiere el carácter de un destino inapelable, entonces no tiene sentido discutir, salvo que uno quiera simplemente perder el tiempo. Es la posición de André Rosenthal, investigador en genética y gerente de la filial de Schering ‘Metagen–Sociedad para la investigación genética’: "Tenemos que decidir si queremos una discusión escolástica o nuevas posibilidades terapéuticas", afirma en relación con el diagnóstico preimplantantorio y la clonación terapéutica. No todos pueden combinar con esa contundencia la doble condición de hombre de ciencia y de empresa.
En otros casos, se invoca precisamente la ignorancia para justificar comportamientos más que dudosos. He citado antes a H. Varmus, que pretende sencillamente dar por terminado el debate ético en torno a la utilización de embriones humanos para la investigación. Ya he advertido más arriba que renuncio a pensar mal, pero cuesta aceptar que un científico de su categoría pueda afirmar tranquilamente que "el debate sobre la dignidad humana y el respeto de la vida ha producido ya demasiada confusión. Entretanto, ni siquiera sabemos lo que es un embrión".
A la pregunta sobre su definición de la vida, Varmus responde: "Hay muchas definiciones. No hay duda de que una célula vive, expresa vida. Pero cómo definimos a los organismos, ésa es otra cuestión". El entrevistador interviene: "Según esto, usted no ve un hombre en el óvulo fecundado". Respuesta: "Así es". Pregunta: "¿Cuándo sale el hombre del huevo?" Respuesta: "Cada uno lo juzga de manera diferente. No puede haber una respuesta correcta". Después de examinar diversas posibilidades –la fecundación, la anidación–, Varmus se pronuncia por aceptar la presencia de un ser humano cuando el embrión tiene ya células nerviosas, sistema circulatorio y es capaz de sobrevivir fuera del seno materno. "Veo este proceso de desarrollo como algo gradual. La individualidad completa se da en algún momento después del nacimiento. Pero todo esto no significa que se pueda sacrificar sencillamente un embrión por haber alcanzado determinada fase".
Esta cláusula final restituye un toque de humanidad a su exposición previa, pero desde luego no se justifica desde el punto de vista de la lógica (aunque estamos dispuestos a perdonar de buen grado faltas de lógica, si contribuyen a salvar vidas humanas). Si nos atenemos de nuevo a lo escrito, sin escudriñar a la búsqueda de otras intenciones, hay que reconocer que el pronunciamiento ético –por llamarlo así– de Varmus resulta algo más comprensible cuando en otro momento de la entrevista alude a la estrecha conexión de la investigación con la industria y el comercio.
"Aquí, en Sloan–Kettering, es difícil encontrar ciencia sin aplicación comercial". Topamos de nuevo con la hegemonía de la razón económica; mantener en funcionamiento instituciones como ésa –y, de paso, ganar algo de dinero, pues lo cortés no quita lo valiente y los científicos son también humanos– puede exigir sacrificar cierto número de embriones humanos en el altar de la rentabilidad comercial, pero gente como Varmus se muestra dispuesta a oficiar de sumo sacerdote sin mayores reparos.
Aun a riesgo de parecer reiterativo, insisto en las fabulosas cifras de negocio que se manejan en este campo. No sorprende que ante sumas que alcanzan los miles de millones, en cualquier divisa que queramos emplear, hasta los principios aparentemente más firmes vacilen sin remedio. Qué no ocurrirá cuando, como es el caso tantas veces, ni siquiera hay principios sólidos, sino tan solo oportunismo acomodaticio. Y este fenómeno no es exclusivamente norteamericano.
Como es sabido, el canciller alemán Schröder ha nombrado un Consejo Nacional de Ética, destinado oficialmente a asesorar al gobierno federal en la determinación de las políticas relacionadas con la vida, pero llamado de hecho a ofrecer una coartada que legitime la pretensión del canciller de revisar la restrictiva legislación alemana vigente y sustituirla por otra más ‘moderna’. El oportunista canciller alemán no tiene siquiera una determinada visión del asunto que se trataría de imponer; como ha señalado expresamente, su preocupación es primordialmente económica: tiene miedo de que una legislación severa ahuyente a las empresas y laboratorios hacia países más permisivos. El portavoz del grupo parlamentario opositor democristiano dirigió hace meses una pregunta al ejecutivo sobre la vinculación de los miembros de ese Consejo con empresas del sector, ya sea como propietarios, empleados o asesores: la pregunta ha quedado sin repuesta, al menos hasta el momento.
El afán de lucro no conoce límites, el sector biotecnológico no es a este respecto diferente a los demás, así que todo parece poco a estos voraces hombres de empresa. Estados Unidos es el país que marca el rumbo, como es sabido, pero hay otros que se han lanzado todavía con menos reparos a esta aventura científica y económica, como Inglaterra, Australia o Singapur.
El Parlamento británico aprobó la clonación terapéutica, y desde ese momento las condiciones de la investigación en este ámbito no han hecho más que mejorar, lo que ha contribuido a consolidar el lugar puntero que Gran Bretaña ocupa en este campo dentro de Europa. Los representantes del sector registran con satisfacción que en la sociedad inglesa apenas hubo oposición contra la autorización de la clonación terapéutica, lo que se interpreta como una muestra más del tradicional pragmatismo anglosajón, pero lamentan en cambio que surgen protestas contra la experimentación de nuevos medicamentos en animales y contra el cultivo de plantas modificadas genéticamente y destinadas a la alimentación humana (la prensa sensacionalista, también típica del país, hablaba de ‘Frankenstein food’).
7. Un año de respiro para la clonación humana
Termino. Anteayer se aprobó en Naciones Unidas, después de tres años de negociaciones, la prohibición de la clonación humana. USA se alineó con Costa Rica, el país ponente, mientras que Gran Bretaña, Bélgica y Singapur, que han actuado estos años como los tres oponentes, dicen que lo aprobado no les obliga a cambiar sus políticas actuales.
UNITED NATIONS OPPOSES ALL FORMS OF HUMAN CLONING – UK MUST RETHINK ITS POSITION
Yesterday the United Nations (UN) came out strongly in opposition to all forms of human cloning, with a vote of 71 to 35, with 45 abstaining.
Member States have been urged to outlaw all such practices as being ‘incompatible with human dignity’. No distinction is made between research or reproduction.
‘We are overjoyed at this decision which breaks the three year deadlock created by the United Kingdom, Belgium and Singapore,’ said Josephine Quintavalle of Comment on Reproductive Ethics (CORE). ‘These three countries have been lobbying relentlessly for the liberalisation of destructive research cloning, and it is superb news that the majority of UN countries have realised the absurd hypocrisy of such a position. If cloning is abhorrent in principle one cannot justify any form of compromise.
‘CORE is particularly pleased that major attention focused on the potential for exploitation of women, an issue raised in the first instance by Honduras. Colossal numbers of human eggs are required in the cloning process and these cannot be obtained without exposing women to unnecessary and harmful procedures. The first cloning licence issued in the UK (in Newcastle) stipulates 1000 human eggs per year as a basic requirement, and that is for one licence alone. It was rightly feared by UN delegates that women from poorer countries would be targeted for egg harvesting. This is already occurring in the European arena where wealthy IVF practitioners are offering financial incentives to egg donors from poorer member states. Women must be protected from such offensives.
‘This vote sends a clear message to the United Kingdom that yet again we are way out on a limb in relationship to world moral consensus. The legal challenge to be heard in the High Court in relationship to the Newcastle Cloning Licence will surely be positively affected by this welcome UN decision.’
Por el momento, aún no estamos en el reino del “pensamiento único”, que no es sólo lo que imagina Ignacio Ramonet. Hay también –entre otras instancias- mucha multinacional farmacéutica de por medio. Y aunque por el momento no han logrado imponerlo como verdad absoluta, sí han conseguido que –en la práctica- las vidas de muchas personas en el primer mundo gire en torno a este eslogan: “la salud es lo que importa”.
Antonio Machado no dudaría en estar de acuerdo que se trata -por lo menos- de una “mentira ingeniosa”, porque eso tiene sentido sólo para animales y plantas. A los seres humanos nos interesan y preocupan, sobre todo, otras personas y otras cosas, antes que la salud.
Lo malo de todo lo dicho consiste en la "espiral del ruido" que nace si alguien empezara a decir -sobre las dos palabras de Machado- que la que importa es "ingeniosa", con independencia de lo que signifique "mentira"... Palabras y seres humanos. No sólo palabras, palabras.
Acabarás conmigo. Mañana termino de leerlo y te respondo (o el miércoles).
¿Por qué será que los que estamos más liados nos buscamos más lío? Procuraré estar a la altura.
Publicado por: maty | 22 febrero 2005 en 12:41 a.m.
Leído, mañana me centraré en la respuesta, postergaré K-Meleon.
PD: Constato tu estrategia: intentas acabar con el contrario mediante el agotamiento. Voto a bríos que responderé a tu acometida. :P
Publicado por: maty | 23 febrero 2005 en 12:23 a.m.
Comentario previo
Es curioso, en pocos meses me recuerdan a Agamenón y al porquero. Anteriormente fue Javier Candeira (Candyman), uno de los responsables históricos de BARRAPUNTO, pero con un fin insultante y desde el menosprecio, escribiendo como uno de los editores y no a título personal. Cuando se discrepa de la opinión mayoritaria, de lo 'políticamente correcto' se suele sufrir la consiguiente descalificación, casi siempre desde la prepotencia y el desprecio.
Idéntico proceder suele generarse desde el Grupo PRISA, 'poseedor de la verdad', con sus periódicas campañas de desprestigio sobre aquel que ose alzar la voz discordante, esta semana, el periodista Luis Herrero. Desgraciadamente es una práctica muy extendida hoy en los medios de comunicación tradicionales, una de las causas de su descrédito, al ser utilizados como púlpitos para el adoctrinamiento de las masas.
************************************************
La verdad vulgarizada
En la red hispana es lo que predomina hoy en día, temo que por mucho tiempo. Sólo se busca el comentario llamativo, la descalificación o la autoafirmación, con el empobrecimiento consiguiente. ¿Qué interés pueden tener en participar personas con capacidad de aportar contenidos de calidad a la red? Es el mismo fenómeno que está provocando la deserción de la lectura de los periódicos.
Embriones fuimos
"una avaricia feroz, incontenible e insaciable, que se oculta y que pretende ser olvidada"
Pefecta descripción del... capitalismo salvaje que impera hoy en la economía. Todo se sacrifica por el beneficio.
Clonación
Coincido con tus comentarios. Es el discurso de lo políticamente correcto ('ellos y ellas'), una manifestación más de la hipocresía imperante en la sociedad occidental. Sólo un matiz, aquellas personas debidamente formadas discriminan la información, mas el analfabetismo funcional se está extendiendo como mancha de aceite, una de las 'virtudes' de nuestro sistema educativo. Personas fácilmente manipulables, incapaces de análisis profundos y la posterior síntesis, meros seguidores de consignas, los votantes ideales para nuestro sistema partitocrático.
Vida humana
Centrándome en la polémica, la cuestión radica en saber cuándo el embrión adquiere personalidad jurídica, como bien de especial protección. Si se considera, erróneamente, que tal rango se adquiere tras la concepción, el resto del discurso es razonable, es más, lo comparto (no entro, por ahora, en el tema del aborto, perdón, seamos políticamente correctos: contracepción).
La clonación reproductiva siempre será condenable moralmente, por inaceptable, dejando de lado los problemas detectados en los animales clonados (que probablemente se consiga solucionar una vez que se conozca perfectamente el genoma). Solución que implicará manipulación genética, polémica más acorde con los tiempos.
Por cierto, la eugenesia no la iniciaron los nazis alemanes, fueron los suecos los primeros en sistematizarla, anteponiendo la utilidad social a cualquier consideración moral/ética. Tampoco hay que olvidar lo sucedido en Canadá y Australia con los aborígenes. Curiosamente, países 'avanzados', da que pensar.
La magia
La ciencia es ciencia, no magia. La primera es objetiva, real, la segunda una farsa o, cuanto menos, de escasa credibilidad. Hace años, tuve una fuerte discusión con una doctora que defendía otro saber acientífico: la astrología, fácilmente descalificable con sólo enunciar las leyes físicas conocidas. La especialización actual se está realizando a costa de la cultura general: cada vez más abundan los 'sabios tontos' (algunos hasta presumen de ello).
BOE
Estás describiendo la situación actual de España: gobierno socialista sojuzgado desde el grupo mediático PRISA. Otro tanto en Cataluña y su 'oasis'. Poder político y medios se mezclan. Internet tal vez sea la solución para combatirlo, de ahí el interés compartido para su descrédito continuo. Algún día la red permitirá obviar el control tan axfisiante que padecemos. El poder, independientemente de su color, intentará controlarla (LSSIce). Lo tiene muy fácil, dado el desinterés de la ciudadanía española por la defensa de sus libertades/derechos fundamentales, a diferencia de los países anglosajones, donde la sociedad civil tiene mucho mayor peso. Pero no, los españolitos sólo se preocupan de las copias piratas y las redes de intercambio (P2P).
Liberalismo eugenésico
Eugenésico, sin calificativos (conste que no me considero liberal, ni me encuadro en ideología tradicional alguna, soy yo y mis circunstancias).
"Por el contrario, aquí hay en acción una compleja maquinaria o alianza que integra a la misma ciencia, la economía y la política, y que se lleva por delante cada año tantos millones de vidas humanas como se cobró toda la Segunda Guerra Mundial."
Los culpables no son los saberes sino las personas.
"Cultura de la muerte"
Expresión muy desafortunada, propia del reduccionismo intelectual, tan propio de los fanatismos/fundamentalismos/integrismos. Autodescalificante por sí misma.
Casandra
Casandra: El adivino Apolo me incitó.
Coro: ¿Acaso, aun siendo un dios, estaba golpeado por el deseo?
Casandra: Antes me avergonzaba decir esto.
Coro: Cuando van bien las cosas, uno es más engreído.
Casandra: Pues bien, por mí luchaba, lleno de encanto.
Coro: ¿Y tuvisteis un hijo, como es norma?
Casandra: Una vez prometida, falté a Loxias.
Coro: ¿Ya poseías las divinas artes?
Casandra: Ya cantaba a los pueblos todos los pesares.
Coro: ¿Y escapaste al despecho de Loxias?
Casandra: No lograba convencer a nadie de nada, una vez que cometí estos yerros.
Coro: Al menos yo creo que predices cosas creíbles.
Apolo y Casandra. Esquilo, Agamenón 1202-1213.
El mes pasado Arturo Quirantes evocó a Casandra. Añadí el texto anterior a su artículo en protesta de la LSSI.
"Lo científico"
La ciencia es universal, objetiva, las creencias no. No sólo la ciencia es instrumentalizada, también la Biblia. Una vez más, son las personas las responsables, no los saberes.
"Hombre y Persona"
¿Quién lo distingue en la actualidad, categorizándolo? Lo defendido en su día por Singer es inaceptable. No conozco a nadie que lo defienda. No utilicemos su pensamiento para fundamentar cosa alguna. Reconozco que es un campo que no sigo, por lo que no estoy seguro de su arraigo, por lo que no me extiendo.
Eutanasia
Otra cuestión peliaguda, pero está ahí, hay que regularla, no se puede dejar que el personal médico siga practicándola por su cuenta y riesgo.
Parto de una premisa: mi vida es mía y de nadie más, ni del Estado ni de Dios. No por ello intento imponer mis opiniones a los demás, por lo que espero que tampoco quieran imponérmela. Hay que llegar a un consenso al respecto y la generalización de una práctica: la carta vital.
Nota: ¿Cuántas personas han redactado testamento? Su coste es bien bajo, al ser fijado por el Estado a los notarios. Muy recomendable. ¿Por qué no se generaliza? Por cobardía y desidia. Una familia con hijos debería tener cubierto esa faceta, no dejarla al albur. 'Toquemos madera', 'no llamemos al mal tiempo'. Superstición, fruto de la ignorancia.
Un tema también delicado y que no has abordado: el suicidio. Tema tratado tan de soslayo por nuestra sociedad. Su continuo incremento no es abordado. El tabú de la muerte. No todos los suicidas están enfermos ni la homosexualidad es una enfermedad. Con esa excusa muchos finiquitan el 'problema'. Siendo dueño de mi vida, en plenitud de mis facultades mentales ¿no tengo derecho a decidir sobre su continuidad? ¿No es acaso nuestra primera libertad? Dejemos a Dios de un lado, no todos son/somos creyentes, ni todos se acuerdan de él cuando la luz da paso a las tinieblas (supongo).
Conciencia de nosotros mismos
El embrión (de horas/días de vida) nunca ha adquirido ni adquirirá conciencia de sí mismo hasta pasadas unas pocas semanas (muchas menos que las establecidas como límite en la actualidad en las leyes abortivas). Desde luego, mucho menos tiempo que tres meses, mas ese debate no interesa por incómodo. Prima el hedonismo, la comodidad sobre cualquier otra consideración, como antes se imponía la intransigencia. Entre al aborto libre y el no al aborto la sociedad ha de consensuar, en función del conocimiento científico del momento.
Nota: en cambio, con la píldora del día después o el uso de medios preventivos (preservativos, diafragma... ) la polémica no debiera ser tal. El debate debería centrarse en su uso apropiado, en su regulación, dejando en manos de la persona/pareja/trío/... (¿quién soy yo para juzgar las opciones sexuales de los demás?) la decisión de su uso o no, como sucede en la actualidad.
"la presión del sector industrial que está en la base de la investigación científica"
Coincido totalmente. De ahí la necesidad del Estado/Organizaciones Internacionales para paliarlo. ¿Por qué se dispone de televisiones públicas y no de laboratorios? ¿Por qué la Sanidad Pública no puede producir sus propios medicamentos, sin marca? ¿Acaso la televisión y otras empresas públicas son más importantes que nuestra salud?
Para que la investigación avance es necesario el estímulo económico, el beneficio, pero el Estado también puede estimularlo, complementando, subsanando las deficiencias, con políticas que reduzcan el sobrecosto innecesario.
Otro punto, que no has abordado: la propiedad del genoma humano. Es inaceptable que empresa alguna tenga patente sobre nuestros genes. Tal conocimiento ha de ser universal. Podrá patentarse ciertas técnicas terapéuticas, pero se ha de ser más restrictivo que hasta ahora en la duración de las patentes y su amplitud
Gran parte del gasto de los laboratorios es para publicitar sus productos, ya sea directamente o mediante los congresos científicos que subvencionan. La corrupción existente entre la clase médica española es un tema tabú para los medios, como tantos otros. ¿Para qué están los medios? ¿Para informar, investigar? La escasa profesionalidad del periodismo español es endémica, y continúa agravándose, de ahí que haya que aprovechar su descrédito para crear una alternativa informativa (lo más plural y diversa posible) a través de la red.
La salud es lo que importa
Claro que importa, se suele valorar a posteriori, una vez perdida. Como todo en esta vida, su sublimación es un error (como sucede con el sentimentalismo y el nacionalismo). Todo ha de ser en su justo término.
Publicado por: maty | 23 febrero 2005 en 11:28 p.m.
Acabo de regresar de un viaje al extranjero italiano, y hasta el próximo domingo me encuentro participando en un Congreso. En cuanto pueda leer con un poco de tiempo el comentario de Maty, que he visto solo en su esqueleto (y los que otros puedan comentar), y luego encuentre un rato para pensar y escribir, lo hago. Un cordial saludo,
JJ
Publicado por: JJGN | 24 febrero 2005 en 03:17 p.m.
Estimado Maty (a quien quiero rendir homenaje por su sitio y su trabajo, además de escribir largo y tendido sobre asuntos de interés común): yo también me encuentro hoy, como tu ayer noche, un poco cansado de algunas miserias e indiferencias humanas.
Cansado (y avergonzado por cuenta ajena) de que las miserias de unos susciten las indiferencias de otros, y que así puedan convertirse -simplemente- ora en ocasión de pingües negocios (dinero y fama) de investigación científica con embriones humanos, ora en (vergonzosos) espectáculos aplaudidos por su "estética", dentro de una industria entregada a glorificar juegos de progresía retrógrada, en la medida en que sean rentables, dado que esta industria que lleva su corazón en el bosillo, fundido al talonario de cheques. En fin, que todos somos humanos. Aunque algunos son más humanos que otros.
Todos humanos: uno, Alejandro Amenabar que recibe un Oscar por edulcorar y melodramatizar, en una apología estetizante, la tragedia personal y la desesperación suicida de otro, Ramón Sampedro, que murió por envenenamiento, sufriendo lo que no se atrevieron a enseñarnos. Otro ser humano más, Carlos Simón, que para desarrollar una línea millonaria de investigación, utilizando más o menos científicamente células madre de embriones, no duda en llevarse por delante algunos semejantes (sin así llamarlos, legalmente, pero que -caso de dejar obrar a la naturaleza- no quedaría más remedio que hacerlo) creados sólo con tal fin, que evidentemente carecen de nombre y apellido: no tuvieron tiempo ni ocasión de llegar al registro civil. Cuando sucede que hay ya resultados verificados en experimentación con células madre de adultos.
Se pueden observar, en efecto, como dices, amigo Maty, demasiados hipócritas a la izquierda e indiferentes a la derecha. Aunque -bien mirado- en esto y tantas otras cosas semejantes, tanto monta la hipocresía a la izquierda, como monta tanto la indiferencia a la derecha. Eso encontramos en este caso, cuando se trata de tomar en serio la libertad y la responsabilidad de las personas adultas, participando en la vida de una sociedad civil que -abandonada a la presunta producción automática de beneficios, siguiendo los suaves dictados ora del estado (del gobierno), ora del capital (de las corporaciones anónimas)- olvida que siempre queda mucho por llegar a ser una sociedad digna de verdad. Aún hay demasiada incivilidad (dice el Drae que se trata de “falta de civilidad o cultura”) en nuestra sociedad.
Decía, si no me equivoco, San Agustín, que el que no avanza, retrocede. El ser humano no es un ser que pueda detenerse: "dijiste basta, pereciste".
Lo malo es cuando esto no lo dices tú, sino que alguien lo dice por tí, y te da una "muerte dulce", que -casualmente, y por una u otra razón- a él le viene de perillas. Y lo malo es también cuando la frase se toma al pie de la letra, y no de su sentido, y no se dice basta en asuntos que atentan a la misma dignidad humana de quienes los practican. Erre que erre, la repetición parece crear la normalidad, y de ésta a la virtud sólo hay un paso. En ocasiones, las apariencias, arropadas y promovidas por los medios de comunicación (a veces exagerando a bombo y platillo: "si no puedes ocultarlo, píntalo de rojo", dicen los arquitectos) permiten convencerse de que uno mismo ni se ha degradado haciendo esto o aquello, ni degrada a nadie haciéndolo. Es más, si a uno le dan millones para seguir “trabajando científicamente” (¿es realmente eso un trabajo digno de un ser considerado humano y científico?), aunque sea “contra natura”, y a otro le aplauden millones por haber contado y mostrado -tocando bonitas melodías con las fibras sensibles- lo bonito que es hacer algo así como suicidarse, puede dar la impresión de que las cosas son justo al revés: que lo único que cuenta es lo que digan quienes tienen la sartén política y de comunicación por el mango y el mango también. Porque de paso nos dirán que lo hecho consiste precisamente en actuar en conciencia.
“Dijiste basta, pereciste”, también es cierto cuando se trata de pensar y actuar en asuntos que pretenden favorecer la dignidad humana, no ya sólo indiferentes de si atentan o no contra ella. Por eso entiendo que no conviene cejar en considerar qué sentido tienen de suyo y qué sentido les damos a las cosas de la vida. Y decirlo y hablarlo dialogando, de un modo u otro, sin cinismos y sin escepticismos baratos, sin falsos escándalos tan de moda para quedar bien en cualquier situación. Por eso me da la impresión que compensa estar escribiendo aquí.
A pesar de que es cien veces más cómodo y -según están las cosas- desde luego mucho más tranquilo dejarse llevar por lo que digan unos u otras. Y luego, cada uno en su casa, dedicarse al toreo y a la crítica, pero "de salón". Siempre ha sido más cómodo -para luego poder quejarse a gusto- dedicarse primero a dejar pasar los asuntos, y desde luego dedicarse y casi empeñarse en dejar de pensar seriamente las cosas. Y sobre todo, dejar de pensar en estos asuntos vitales y dedicarse tranquilamente a ganar dinero, y/o a tener éxito: dando, sin más, la coba y la razón necesarias y suficientes a quien tiene el poder de que se trate en cada caso, ora político, ora económico, ora ideológico, ora una mixtura suficientemente equilibrada y a la medida de esos componentes (como hacen algunos expertos en tabacos de pipa). El caso es no salirse de la poderosa tecnoestructura dominante y su peligrosa por intransigente e intolerante naturaleza de “lecho de Procusto”. Es decir, abanderada de la pretensión de uniformar que tenía el posadero de Eleusis: a los altos les cortaba los pies que sobresalían del lecho, y a los bajos les estiraba los miembros hasta “dar la talla” del lecho.
En fin, pienso que el asunto de “embriones fuimos”, que nos tiene interesados, al menos a Maty y a quien esto escribe, está bastante en su punto de diálogo. Los largos parlamentos escritos hasta ahora hacen ver que –si no del todo- en mucho hay semejanza de pensamiento. Entiendo perfectamente que Maty pida como anclaje, al menos funcional, una referencia jurídica para los embriones como (en algún momento) personas, para poder ser considerados como “bien de especial protección”. Y entiendo también que pida igualmente la peliaguda regulación jurídica para la eutanasia.
Algo de lo que huyen los viejecitos holandeses que van a las costas españolas: porque no van sólo para tomar el sol, sino que van a un sitio donde la “seguridad social” (qué paradoja de expresión!) no les lleve involuntariamente al otro barrio porque el médico o las enfermera de turno estén cansados o aburridos, y aprovechen los fines de semana para “aligerar” los hospitales, dado que los mayores parece que no quieren “irse responsablemente” con la eutanasia voluntaria. Y les aplican la involuntaria. En vez de suicidio, asesinato. Siempre con gran cariño, y dando gran sensación de actuar justa, delicada y piadosamente, por supuesto: como debe ser en una sociedad avanzada. Pero todos sabemos que una cosa es la sensación y otra la cosa misma. Una cosa es la sensación del olor a tigre y otra tener el tigre delante. En cualquier caso, los viejitos que huyen de los hospitales, médicos y enfermeras, belgas y holandeses, son una versión científica y posmoderna del dicho acerca de los “cariños que matan”. Interesante y penoso asunto.
A mí me sucede, sin ser ningún ancianito, algo semejante: que no termino de confiar, a priori, a ciegas, sin más, en los legisladores ni en los tribunales cuando establecen y juzgan según las leyes, o algo quizá de menor rango legal, como son los códigos éticos o deontológicos de comportamiento profesional, en relación con el trato e información debida a los pacientes. Como le pasa a mi sabio y prolífico autor preferido en estas lides, Gonzalo Herranz, médico y experto en códigos éticos y deontológicos. Ni tampoco termino de confiar, a priori, a ciegas, sin más, en los investigadores científicos (biólogos, químicos, etc.) y en los médicos, cuando aplican esas leyes o esos códigos.
Son patentes y escandalosos los abusos y la “manga ancha” que hoy en día están vigentes, o se practican descaradamente, como provocando o insultando a los mismos legisladores y despreciando las mismas leyes, según los casos, al aplicar las leyes y los reglamentos que tienen que ver con la vida humana, según “valores democráticos” más o menos en boga y más o menos etéreos en su presentarse como superiores a las leyes vigentes. “Valores” que adquieren su vigencia sin tener que pasar por ningún estudio, debate y votación parlamentarios: "valores" netamente populistas (sí, como los de las dictaduras) una vez que son convenientemente publicitados y propagados en campañas que cuestan mucho dinero al mismo contribuyente a quien van dirigidas. “Valores” que, aparte de esta contribución económica inconsciente, en realidad no exigen nada a nadie, a cambio de ser sustentados, defendidos y proclamados como razón de ser de las personas. Y a cambio de agradecérselo a los políticos que esforzada y generosamente nos los han dado como si fuera anillo de compromiso de fidelidad eterna. “Valores” democráticos que (desde la paz a la salud) todos defendemos en principio a ciegas, aunque no sepamos a ciencia cierta en qué consisten cuando algún político los usa como estandarte. Algo de esto creo que puse de manifiesto al razonar el “no” en el referéndum español sobre el proyecto de constitución europea, abogando explícitamente por una "comunidad jurídica", distinta de una "comunidad de valores".
Estimado Maty, pienso que alargar más el tratar de embriones, eutanasia, persona y vida, de modo genérico, no permite avanzar demasiado, porque enseguida se entra en territorios más técnicos, en los que me encuentro siendo honradamente un ignaro perdido.
Tengo muchos enlaces con sitios al respecto, pero pienso que no vale la pena insistir demasiado, ahora mismo. Es curioso caer en la cuenta de que las imágenes que de ordinario se nos ofrecen con profusión para hablar de la clonación, tienen la misma virtualidad que la imagen de la fecundación de un óvulo por un espermatozoide. En el primer caso (la clonación, la transferencia de núcleo), quizá por ser “científica” y artificial aquello es signo y síntoma de progreso, racionalidad, y toda suerte de bienes. En el segundo caso (la fecundación), cuando se trata de algo natural, parece siempre “científicamente” discutible si ahí hay –si se le deja en paz- o deja de haber un ser humano. Curiosa jugada ésta, la de la imaginación pre-juiciada.
En todo caso, lo que sigue viniendome a la memoria es el argumento "ad hominem" de la paternidad y el inicio de la vida humana: no sólo el argumento racional de Gonzalo Herranz en “Nature” (en los comments del post anterior), sino también el brutal y mal chiste de la pareja de novios. Cuando él acaba de forzarla, y ella dice --"Pepe: lo que me has hecho no tiene nombre". Y Pepe responde --"Ni apellido, maja, porque yo me voy mañana a Alemania". Dura realidad. Neta y clara paternidad que es reivindicada al rechazarla el tal Pepe del cuento en el aspecto legal. La cuestión es ésta: ¿por qué hace gracia, o puede hacerla, este chiste?, si no hay fundamento para que haya "alguien" y no sólo "algo" en juego. ¿O es que se trata de un chiste que se descalifica llamándolo “antiguo”, de los años 50, cuando no éramos tan “científicos” y tan pragmáticos como hoy?
Con todo, está claro que ser inconformista es hoy día bastante incómodo. Sin ningún afán de nada, te lo dice uno que ha procurado serlo –a veces, para otros, sin razón aparente, y muchas veces incomprendido (por fas o por nefas)-, no sólo que se ha encontrado siéndolo casi toda su vida. Es bastante incómodo, pero compensa, porque vale la pena seguir averiguando acerca de la realidad de las cosas y las personas según la propia conciencia, en la medida en que esté activa, despierta y pronta a rectificar, en su caso, y a crecer, siempre.
Entiendo que el asunto del suicidio es igualmente fuerte y preocupante en esta perspectiva. Es escandaloso el número de suicidas jóvenes en países occidentales ricos. Basta pensar en la moda japonesa de suicidios acordados por internet y cometidos por asfixia en coches. En un simposio en el que participé hace unas semanas, acerca de la imagen de la familia en los medios de comunicación, tuve ocasión de glosar, por ejemplo, el texto que refiere Le Monde: “La difficile prise en compte des idées suicidaires chez les jeunes”. Queda claro que la falta de cariño, de amor de los padres en la familia por los hijos está de modo sustancial en la raíz de los excesivamente abundantes suicidios juveniles. Pienso que la misma o semejante falta de amor y de cariño entre los padres y en la familia en general, trae consigo los asuntos de que hablamos, sean relativos a los embriones, sean relativos a la eutanasia.
Viviendo a golpe de fuertes dosis de egoísmo e individualismo, dejando fuera la natural dimensión y relación social de las personas, suplantando el amor con el mero deseo o placer individual, o con buenas palabras, o con dinero, lo que queda después –con los "crímenes de género" en el hogar, más o menos "alargado"- es lo que aprovechan algunos legisladores y comerciantes desalmados para labrarse su futuro. A costa -por supuesto- del nuestro, del de todos.
Viviendo a golpe de permisivismo, en detrimento del coraje ético, de modod que queda como adormilada la capacidad de indignación moral, no es de extrañar que cunda el dominio de los fuertes sobre los débiles, de los sanos sobre los enfermos, de los ricos sobre los pobres, de los integrados sobre los marginales.
En una sociedad que pretende ser sobre todo competitiva al 100%, a fin de cuentas termina sucediendo -como sucede en nuestro mundo del desarrollo del bienestar- que para que unos (los menos) ganen mucho y más, otros (los más) tienen que ganar poco y menos, es decir, tienen que perder. Sea el dinero, sea la vida.
Publicado por: JJGN | 28 febrero 2005 en 06:54 p.m.
Avisa de la respuesta, acabo de descubrirla! Ahora leo.
Pensaba que iniciarías un nuevo hilo.
Publicado por: maty | 02 marzo 2005 en 08:53 p.m.
Vuelvo a conectarme. Sólo un apunte, acabo de ver en el programa Enfoque de TVE2, dirigido y presentado por Pedro Piqueras, un debate sobre lo que estamos escribiendo.
Mientras lo veía, continuamente pensaba que faltabas tú.
El mejor, Javier Sádaba, quien por cierto ha recordado a un "viejo amigo": Peter Singer, el mejor filósofo natural, según él.
Un programa demasiado corto, insuficiente. Siempre extraño a La Clave de Balbín, que veía cuando niño (si me dejaban, creo que muchas veces coindía con el famoso concurso de Chicho, lo que provocaba mi irritación, al no tener voz ni voto por entonces).
Intentaré responder debidamente mañana, como corresponde, tras actualizar la traducción del K-Meleon nauscópico.
Publicado por: maty | 03 marzo 2005 en 12:14 a.m.
Yo no era tan niño cuando veía La Clave de Balbín, y la verdad es que -con algunas excepciones, como sucede con casi todo- fue un programa realmente necesario en su momento. También, porque dedicaba tiempo a los asuntos que se ponían sobre el tapete. Y que procuraba por regla general ser ecuánime, aunque no siempre pudiera serlo, o en algunos temas no siempre quiso serlo.
De todos modos, a veces había demasiada gente para hablar en torno a Balbín, y se dispersaba el diálogo en opiniones sin demasiado tiempo para fundamentarlas. A él, con su pipa en ristre, no le importaba -es más, le encantaba- que se llegara a cierto caos, porque sobre todo, en plan Habermas, le gustaba la variedad de perspectivas en discusiones sin término y a veces sin fin. Y el conjunto daba un cierto aire de libertad real, que ahora me parece que ya no es posible ver en tv.
Publicado por: JJGN | 04 marzo 2005 en 09:23 a.m.
Previo
Apreciado JJG Noblejas, quienes nos preocupamos por la defensa de los derechos fundamentales solemos sufrir la incomprensión generalizada unida a la aprensión y sospecha. ¿Sospecha? la que provoca el individuo que se diferencia del grupo, por sobresalir del marasmo ideológico y de valores reinante en nuestras 'sociedades desarrolladas'. Demasiadas veces sufrimos descalificaciones tópicas de parte de aquellos que son tan dados a etiquetar a los demás, un ejemplo palmario del 'pensamiento débil' imperante.
Inconformismo como diferenciación respecto a la masa
Diferenciarse de la masa es problemático. Curioso, al diferenciarnos nos señalamos como individuos, así como la diferenciación celular indica el comienzo, para mí, de la creación de un ser humano. Símil: masa como agrupación celular no diferenciada (supongo que no es original).
Diferenciación como el 'gap' o salto cuántico de la unión semiconductora (física de los semiconductores, electrónica). Sólo cuando los electrones tienen la suficiente energía (diferenciándose de los que no) para 'saltar' a un estado superior de energía potencial se produce la el efecto semiconductor. Mientras tanto, ahí siguen, en el entorno probabilístico del núcleo atómico.
Diferenciación como 'valor añadido', hecho económico sobre el cual ya es posible aplicar un impuesto, no antes.
Amenábar
No he visto la película, tampoco tengo gran interés por ella. Hace años vi su primera película en TV y no me pareció tan gran cineasta como nos venden. Cada vez espacío más mis visitas al cine, desanimado con la cartelera tarraconense. Años atrás, cuando vivía en Barcelona (a dónde inicialmente fui a estudiar) sí que disfrutaba del cine, con películas de poco renombre, del cine independiente. Añoro los cines Verdi de Gràcia, y las sesiones en v.o.
Indiferencia
Recuerdo una película, visionada en un cine de las Ramblas, Crash, polémica ganadora del premio de Cannes años atrás, dirigida por el canadiense David Cronenberg (director 'enfermizo'). Fui acompañado de mis otrora compañeros de piso, a los que convencí. Me marché del cine a la media hora, indignado ante lo que estaba viendo. Sí, me marché, comentando mis motivaciones en voz alta, avergonzando, tal vez, a la audiencia: hacer negocio, espectáculo del sufrimiento humano (accidentes de tráfico) me resultaba insoportable, pero aún más indignante el hecho de que nadie más del cine se levantó ¿Miedo a la diferenciación? ¿Temor a ser calificados de 'carcas'? Consecuencias del pensamiento único dominante entonces. ¿La búsqueda de emociones fuertes todo lo justifica? Cine basura, como antecedente a la televisión basura actual. http://www.tumbaabierta.com/cripta/cronemberg6.htm
Células madre embrionarias versus adultas
Las adultas no tienen las mismas potencialidades que las embrionarias ¿La Ciencia ha de desechar a priori ese campo de la investigación? Nos guste o no, existe la libertad de investigación (teórica, porque en la práctica se investiga aquello que es financiado -otro tema de gran interés- ).
¿Manipular un embrión de escasos días, con unas 100 células, es ético o no? Los seres humanos constamos de millones de células. ¿Qué diferencia hay entre la investigación del núcleo de una célula extraída a un adulto y la de un embrión? La ciencia/tecnología permite inyectar el núcleo adulto en un óvulo. ¿Por qué hay que diferenciar ese proceso de la fertilización natural por parte de un espermatozoide? En ambos hay vida, incompleta, pero vida, y permiten la procreación.
¿Tengo derecho a permitir la manipulación de mi propio código genético? ¿En qué términos?
Una agrupación de cien células difícilmente puede considerarse un ser humano, lo es en potencia, como también lo son nuestros núcleos celulares (clonación).
Autosatisfacción
Años atrás, la Iglesia condenaba la masturbación masculina (según cuentan). Uno de los argumentos en contra del onanismo, creo, consistía en el 'desperdicio' de la vida en potencia. ¿Tenemos derecho a autocomplacernos sexualmente? ¿O el sexo sólo ha de estar orientado a la procreación? ¿La finalidad condiciona la ética de nuestra práctica? ¿Podemos imponer a los demás nuestra ética cuando se refiere sólo a nosotros mismos?
Si no ando desencaminado, la ley permitirá la manipulación de los embriones sobrantes de la fecundación artificial, los cuales, según la legislación actual, hay que desechar tras cinco años de estar en 'vida suspendida' mediante la congelación. ¿Por qué sólo cinco años? El uso de tales embriones ¿ha sido consentido por sus potenciales progenitores? Lo desconozco. ¿Asume el Estado la 'paternidad', la protección de los embriones, por encima de la voluntad de los 'padres'?¿Desechar embriones congelados es matar?
Se están planteando tantas cuestiones novedosas, no tenidas en cuenta antes por la Etica y la Moral, que no sabemos a qué atenernos. Evidentemente, estamos viviendo una revolución ética, como manifestó el moralista Javier Sádaba en el programa de TVE2 Enfoque del pasado jueves. Las preguntas sin respuesta se amontonan. http://www.internetpolitica.com/archives/000166.html
Límites
Quizás sea debido a mi formación técnica, pero creo que el problema se ha de abordar fijando límites muy restrictivos, es decir acortando en lo posible los días de mitosis celular del embrión, de modo tal que estemos seguros de la no diferenciación celular dentro del embrión, instante a partir del cual podría comenzar a plantearse su contemplación como potencial ser humano. Es decir, propongo un límite anterior a la aparición clara de órganos en el embrión, momento a partir del cual sí me plantea dudas.
Si en vez de catorce días han de ser menos, que lo sean. Que ello implique un 'sobrecosto', no debiera importarnos, primero ha de estar la seguridad de que no se manipula a un ser humano en potencia.
Aborto
Por ello insisto en que las leyes abortivas actuales son demasiado 'generosas', priman el bienestar de la mujer y/o pareja (¿por qué el hombre no es tenido en cuenta como miembro de la pareja? ¿y si no hay tal pareja estable?, complicado). Para mí está bien claro que la vida de la madre ha de primar sobre la del embrión, pero son muy pocos los casos en los que la ciencia médica actual aconseja tal decisión. No, se aborta por conveniencia.
Es escandaloso el negocio establecido en España con las clínicas abortivas particulares, con clientes de otros países donde la legislación es más estricta. Con los vuelos baratos, en Madrid y, sobre todo, Barcelona se está produciendo un comercio/negocio indigno. ¿Por qué no hay una controversia pública al respecto? No, esta sociedad prefiere centrarse en temas banales. Pensamiento débil.
Médicos y Eutanasia
Coincido en la poca confianza en la clase médica, tan reverenciada antaño. Cuando solicito sus servicios quiero recibir las explicaciones más completas posibles, para mí no son 'dioses'. Cada vez más, los cirujanos intentan comprometerse menos para evitar posibles problemas futuros (las denuncias médicas están provocando el fracaso del sistema sanitario norteamericano: encarecimiento y bajada de calidad asistencial).
Me molesta que algunos intenten tratarme como a un niño, mi formación académica/intelectual es igual o superior a la suya, me niego. Es más, hoy la información médica está más a nuestro alcance gracias a la red. Un apunte: gran parte de ella tiene origen argentino, para vergüenza (acaso España no debería ser la punta de lanza del castellano en la red, dada su potencia económica y cultural) de la red española, aunque casi todo lo interesante está en inglés (la escasez de contenidos en castellano/español es muy preocupante, ya no digo en catalán u otras lenguas españolas).
Hoy por hoy, los médicos están practicando la eutanasia pasiva, tras unos años de 'encarnizamiento médico' (condenado por la Iglesia). Creo que actualmente ya se ha ido extendiendo el consenso de la no conveniencia de la no prologanción artificial de la vida mediante recursos extraordinarios (el problema viene ahora con la viabilidad de los fetos de 5/6 meses, tan inmaduros).
Valores democráticos. Despotismo ilustrado.
Nuestra sociedad está adocenada, 'aborregada'. Las ovejas delegan en los pastores, que tomen las decisiones por ellas sin ser consultados, se limitan a seguir el camino marcado por los ladridos perrunos. El analfabetismo funcional/cultural imperante es una de sus causas. ¿Cuántos de los que votaron sí o no en el pasado referéndum leyeron el Tratado Constitucional? Para mí es inconcebible firmar un contrato de un seguro sin habérmelo leído antes.
La palabra democracia encubre muchos abusos cometidos en su nombre. Nuestro sistema político es escasamente democrático, sólo permite el ejercicio del derecho de voto a unas listas cerradas y poco más. Una vez elegidos, nuestros representantes legislan y gobiernan cual despotismo ilustrado. Ahí es donde está el peligro, en la concentración de la toma de decisiones en unas pocas personas, fácilmente influenciables y corrompibles desde los grandes poderes económicos (en España, el mediático -Polanco-, como en Italia -Berlusconi-).
Fijémonos en nuestros parlamentarios. ¿Con qué méritos figuraban en las listas? ¿Por su capacidad o por su servilismo al 'aparato'? En la política española reina la mediocridad y la falta de escrúpulos, necesarios para medrar. Aquellos capaces de discrepar son postergados, por lo que las personas de gran valía huyen de los partidos, hastiados.
De ahí mi interés en fortalecer la sociedad civil hispana (española y americana) facilitando el acceso a la información y a la opinión mediante la red. Por desgracia, la actual eclosión bitacoril tan apenas está generando contenidos de calidad, casi todo es opinión insubstancial, carente de interés, que no motiva a la reflexión. Red llena de egolatría y de 'pensamiento débil', reflejo de la sociedad. Por eso mi alegría cuando descubrí esta bitácora meses atrás. Desde entonces ¿qué otras bitácoras de pensamiento he reseñado? patético panorama.
* Preguntas: ¿Por qué no se anima el mundo del pensamiento a dar el paso a la blogocosa/blogoesfera/red bitacoril? ¿Tus alumnos se han animado? ¿Por qué tan apenas hay bitácoras informativas mantenidas por estudiantes de periodismo, de filosofía..? ¿El periodismo no es vocacional?
Suicidio
No sólo es falta de cariño, de amor. Cada suicida, como persona, es diferente. Se puede disfrutar del cariño familiar y sin embargo optar por el suicidio. No todos son adolescentes. Recientemente se ha suicidado un icono del periodismo irreverente estadounidense. Leí que algún allegado manifestó que el paso fue largamente meditado: no estaba dispuesto a seguir viviendo sin una mínima calidad de vida (cada cual la fija). Cada vez habrá más suicidios entre las personas mayores, una vez que la pérdida de la religiosidad y del miedo a la muerte y al castigo divino imperen, como está sucediendo en otras capas de la población. http://librodenotas.com/article/6436/
Con la creciente desintegración familiar (sólo hay que fijarse en EE.UU. y en el Reino Unido), la vejez prolongada, vivida en la carencia de afecto, inevitablemente conllevará su auge, vía depresión: la soledad no deseada puede ser insoportable. Tanto lo es, que la mayoría de los humanos optan por la vida en pareja, mas los contratos afectivos -matrimoniales o no- cada vez son menos duraderas, cual contratos de trabajo.
Competitividad
Nuevamente coincidimos. Por eso recordé días atrás la doctrina social de la Iglesia, de mano de Juan Pablo II, calificándola de revolucionaria. Actualmente la izquierda anda huérfana de un discurso sólido (tanto da, lo que importa es el apoyo mediático para alcanzar el poder). Algunos lo buscan en el discurso de la antiglogalización, en el ideario del polémico condenado por terrorismo en Italia Antonio Neri (Imperio, lectura pendiente -prefiero juzgar por mí mismo, como antaño con el Mein Kampf, si sigue justificando el uso de la violencia- ). Tal vez debieran olvidarse de sus prejuicios y leer lo defendido por este papado en este campo. ¡Qué osadía! Olvidar los prejuicios los que presumen de defender la 'verdad', descalificando a los que no piensan como ellos (reconozcámoslo: se acusa más de ser fascista, ultraderechista, derechista, ultraconservador... que de izquierdista o comunista, estalinista... ). Sí, la izquierda tan etiquetadora. Un lamentable ejemplo reciente: las acusaciones de ultraderechismo efectuadas por Conde Pumpido, el Fiscal General del Estado. A la izquierda todo se le consiente desde los medios, salvo contadas excepciones.
La derecha, actualmente no etiqueta tanto como antaño, es 'más educada'. igualmente carece de discurso, salvo el bando liberal -muy minoritario en el mundo material, no así en la red blogosférica hispana- . Es básicamente una derecha económica (la democracia cristiana comienza a ser anecdótica, nunca ha tenido mucha relevancia en la derecha española) a la que sólo le importa el beneficio y el crecimiento económico, pero no su justa distribución o facilidad de acceso para la creación de riqueza. Una derecha española donde cada vez pesan menos los valores cristianos (a pesar de la insistencia de la izquierda). Para ella, los débiles son una carga económica y poco más, a diferencia de la izquierda, para la cual son un instrumento para alcanzar el poder.
Entre unos y otros, la sociedad española se está precarizando, empobreciendo: jóvenes y viejos, es decir, los débiles.
Todo lo dejan en manos del mercado, todo, así nos va e irá. Encima no es un mercado perfecto, sino corrupto, muy corrupto e intervenido, de ahí su escasa eficiencia. Es un mal generalizado en nuestra querida Europa, cada vez más anquilosada y adormilada, incapaz de afrontar el reto asiático, a diferencia de EE.UU, más ágiles y conscientes de la gravedad del problema en los próximos años. El Imperio, a diferencia del extinto Imperio Romano, es consciente de sus debilidades productivas y reacciona en consecuencia, solventándolas.
Con todo, seguiremos creciendo, pero mucho menos, al dejar de percibir tantas ayudas europeas (bien aprovechadas durante el gobierno Aznar, como Irlanda, a diferencia de Portugal, Grecia... ). En cuanto la construcción se frene, muchos constatarán que nuestro 'exitoso' modelo de crecimiento (exitoso en la macroeconomía) se está agotando. Mientras tanto, se están perdiendo estos años de prosperidad económica para afrontar las reformas necesarias para entonces. Véase si no Cataluña, donde el manto del nacionalismo todo lo tapa, incluida la pérdida de competitividad, tanto económica como social. Su respuesta: la culpa siempre es de Madrid, nunca de su mala gestión de los recursos públicos.
Exclusión social
Sí, creceremos económicamente, cada vez más desigualmente. Más lentamente, dado el lastre que está suponiendo la economía alemana, pero creceremos, dado nuestro mayor potencial. Pero ¿y el crecimiento social? Bien pocos se preocupan verdaderamente del incremento de la exclusión social, mientras su entorno no se vea afectado. Egoísmo no exento de fatalismo.
El buen gobierno pensando en la población no ha de tener ideología, sólo buenos gestores. La sociedad es la que ha de marcar las prioridades, no los políticos: léase la reforma del Estatut català. La realidad les molesta para conseguir sus fines, aunque mil personas sigan fuera de sus casas. Lo primero es su ideario nacionalista y después el bienestar de las personas. ¿Se extrañan del incremento del voto en blanco?
Algunos (Carod Rovira) ni siquiera se dignan a visitar El Carmel, al no ser granero de votos independentistas/republicanos, sólo son 'xarnegos', catalanes de segunda categoría, donde el castellano se sobrepone al catalán. ¿Por qué los militantes de ERC no protestan, tanto que presumen de democracia interna y de progresismo? ¿Y Piqué? Otro al que tampoco le interesa realmente el bienestar de los conciudadanos. Al menos A. Fernández Díaz sí que ha demostrado interés, antes y ahora. ¿Y Pujol? ¿Y Felipe González, tan cerca de Carlos Slim y tan lejos de los sufrientes ciudadanos?
**********************
Bueno, lo dejo ya. Al final terminaremos escribiendo un libro conjunto, fruto de nuestros desahogos. Discrepamos en algunos asuntos y sin embargo somos capaces de dialogar, de reflexionar ¿Por qué los demás no hacen otro tanto? La dialéctica, la pluralidad y la diversidad enriquecen, el pensamiento único (sea cual sea) aburre y empobrece.
La red ha de ser un espacio de diálogo, de discusión argumentada, y no un sitio más donde etiquetar al contrario, descalificándolo. No, esas bitácoras no me interesan, no. Bien poco aportan a mi crecimiento personal.
Publicado por: maty | 05 marzo 2005 en 12:24 p.m.
Más, en Cuando fuimos embriones (3): algunos razonamientos prácticos y científicos
Publicado por: JJGN | 15 marzo 2005 en 10:57 p.m.