La aparición en la prensa de falsas fotografías que pretendían ser imágenes inéditas del "tsunami" ha puesto de nuevo sobre la mesa un asunto ya antiguo: la manipulación de imágenes ante la mentalidad de que "ver es creer".
En este caso, al parecer, ha quedado claro que se trataba de una ola provocada por una supermarea en el río Qian Tang Jiang, en Hangzhou, China, en 2002. De hecho, el paisaje urbano, los automóviles y el rostro divertido de algunas gentes en las ampliaciones no permite pensar de entrada en el desastre que el mes pasado ha provocado casi 200.000 víctimas mortales.
Hasta ahora, era un lugar común considerar la distancia entre la (presunta) objetividad "fáctica" informativa de las fotografías que contrastaba con las posibilidades de subjetividad que encierran las palabras y la escritura, al referir asuntos de la realidad. Siempre estaba de por medio el caso de las caricaturas y los chistes gráficos.
Hoy en día, con las imágenes digitales, resultan infinitas las posibilidades de manipulación. Al menos, mientras vivamos en una mentalidad genérica, más bien obsesiva, en torno a la fidelidad "fáctica" de la fotografía. Es decir, no queramos tener en cuenta que -para tratar acerca de la realidad- las imágenes cada vez serán más parecidas a las palabras, porque podremos expresar con ellas lo que nos plazca, sin que necesariamente parezca una caricatura o un chiste gráfico. La "inocentada" de El Semanal Digital explora esos lugares.
Es bien sabido que -aun con fotografías "químicas", en vez de digitales- se han hecho desde siempre multiples tipos de manipulaciones. No ya "arreglando" peinados o retocando perfiles, sino "arreglando" la realidad histórica documental. Bien sea "quitando literalmente de enmedio" a un personaje caído en desgracia, como solia hacerse en la URSS estaliniana, o "convirtiendo en árboles" a los policías que custodiaban el recorrido de algún mandatario político. Ahora, Photoshop permite hacer un montaje fotográfico de Bush en pocos minutos.
De todos modos, los "arreglos" menos evidentes y quizá más efectivos tienen otros procedimientos. Para introducir un sesgo peculiar en la información efectiva de algo sucedido, no es necesario hacer retoques o recortes "en" las fotografías. Todos sabemos que se hacen con la mera "selección" de lo que se publica: entre el mar de imágenes que tre el fotógrafo, se elige y se recorta la imagen del "adversario" político cuando, por ejemplo, bosteza, duerme o lee el periódico en el Parlamento, o cuando hace un gesto extravagante, mientras que se busca el ángulo mejor para que "salgan bien" las imágenes del personaje ideológicamente más cercano. O se obliga a los fotógrafos a situarse en un lugar desde el que -necesariamente- sale el encuadre previsto por los organizadores del acto. Bush y la estatua de la libetad al fondo.
En este orden de cosas, siempre he imaginado que, puesto que con las palabras del comentarista se puede "editorializar" y orientar el sentido de la información que recibe un telespectador, por ejemplo, sobre un mitin político, algo semejante se debería poder hacer con las imágenes. Pero eso es aún "tabú". ¿No es posible, por ejemplo, que si se quiere hacer ver a la audiencia de la retransmisión en directo de un mítin político, que si pensamos que el orador está mintiendo, hiciéramos -no ya un comentario editorial verbal- un "comentario editorial visual".
Por ejemplo, haciendo que la nariz del orador se fuera alargando progresivamente, mientras todo lo demás continúa como si tal cosa. Desde un punto de vista técnico no es aún sencillo, pero desde luego es posible. Y también es posible que en el momento en que tal cosa se vea en pantalla, aparezca un subtítulo de "visual editorializing". Subtítulo que nadie exige cuando la editorialización es sólo verbalmente producida.
¿Qué nos detiene ante la mera hipótesis de esta virtualidad? A fin de cuentas, ya hemos visto mucho de todo esto en el cine. Por el momento, un "tabú" casi cultural, que es mejor no romper. Si tenemos las imágenes, tenemos la realidad, se piensa. Todavía pensamos que es normal que una imagen valga -como poco- por mil palabras. La palabra puede ser mendaz, las imágenes no mienten. Es más: queremos pensar que no pueden ser mendaces. Y el caso es que poder, poder, lo que se dice poder, pueden.
Hay miedo, en el mundo de la comunicación pública, a que -en cierto modo- desaparezca todo rastro de posible objetividad, de adecuación a la realidad de lo que hagamos para hablar de ella. Hay miedo de que desaparezca el rastro de credibilidad que aporta la presunta "objetividad" de las imágenes. Entendiendo esa posible objetividad en términos prioritarios de "certeza" subjetiva y de apariencia de solidez y estabilidad, más que en términos de "verdad" objetiva, de solidez y estabilidad efectivas y no sólo hipotéticas o posibles. Entendiendo que es más confortable considerar la realidad de las imágenes, que considerar las variadas imágenes posibles de la realidad.
Y lo malo del asunto es que -al mismo tiempo- triunfa (es un decir) el formato de los "reality shows", basados en la credibilidad estrictamente técnica de las imágenes. Porque todos sabemos que algo harán los nutridos equipos de guionistas que trabajan en la preparación y desarrollo, día a día, de los sucesos "reales" y las escenas "naturales" que producen los no-actores, pero contratados al efecto, que participan en tales "shows".
Pues bien, el caso es que hace muy poco acaba de anunciarse que -puesto que es muy fácil manipular las imágenes digitales- unos expertos del la Universidad de Dartmouth, el profesor Hany Farid y el investigador Alin Popescu, han logrado desarrollar un algoritmo matemático que permite señalar la diferencia entre una imagen digital "real", en el sentido de "no retocada de ningún modo" y una imagen sobre la que se ha "trabajado" digitalmente.
"Natural digital photographs aren't random," he says. "In the same way that placing a monkey in front of a typewriter is unlikely to produce a play by Shakespeare, a random set of pixels thrown on a page is unlikely to yield a natural image. It means that there are underlying statistics and regularities in naturally occurring images."
Farid and his students have built a statistical model that captures the mathematical regularities inherent in natural images. Because these statistics fundamentally change when images are altered, the model can be used to detect digital tampering.
Las gentes del MIT se sienten muy atraídas por las virtualidades este principio, que permite certificar el carácter original o "digitalmente trabajado" de las imágenes.
Personalmente, sigo pensando en los pros y contras del "efecto Pinocho" en vivo y en directo. Siempre que los telespectadores sepan de este "visual editorializing", también en vivo y en directo, por supuesto. A lo mejor así, con los hallazgos de los científicos de la Universidad de Dartmouth, se equilibra un poco la balanza del mundo audio-visual, sin que pese más este último platillo desde el punto de vista de la credibilidad.
A lo mejor así se va entendiendo que la "objetividad" en la comunicación es más bien un asunto de tipo proritariamente prudencial, que pide hacer justicia a la realidad, y no sobre todo un asunto convencional, asociado a un mecanismo simplemente técnico. Es un asunto práctico, de dimensiones políticas, éticas, estéticas, retóricas y poéticas. Desde luego que hay -por supuesto- asuntos técnicos, reglados, pautados, de orden tecnológico, jurídico, económico, lingüístico y demás. Pero estos asuntos técnicos no son el criterio o el factor dominante, sino que, al entrar en juego, en principio lo hacen en razón de aquellas dimensiones prácticas, que hablan en principio del bien común, de respeto por la realidad y servicio a los semejantes. (De lo contrario, si la técnica fuese el criterio único o primordial, habría que decir que Google es la mejor y más objetiva publicación que hay. Cosa que -a simple vista, y aunque a algunos parezca todo lo contrario- ni es, ni pretende ser).
A fin de cuentas, las personas nos distinguimos por nuestra capacidad decir y mostrar "A", dando la impresión de estar diciendo y mostrando "B". De todas maneras, el ejercicio habitual de esta capacidad y sus posibilidades torticeras o engañosas en las lides de la comunicación pública, no parece que nos honre demasiado.
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[Actualización (19 Enero 2005): cordial agradecimiento a Maty, de Nauscopio, que recomienda este post, y al tiempo añade esta imagen espectacular de falso tsunami. También hace aquí mismo un comentario al post, con observaciones técnicas sobre análisis de manipulación digital, asunto ante el que tengo que declarme admirador ignorante. Un saludo para los llegados con Manuel Pinto desde la Universidade do Minho, en "Jornalismo e Comunicação"].
Justo acabo de recibir esta imagen del Tsunami. Rápidamente se deduce la falsedad comparando la altura de la ola con la de los edificios, pero más de un incauto caerá en la "broma", maldita la gracia.
Es triste que haya gente se entretenga con las desgracias de los demás.
http://nauscopio.coolfreepages.com/hemeroteca/Tsunami_Indonesia_Manipulacion.jpg
Publicado por: maty | 18 enero 2005 en 11:43 p.m.
Reviso la información interna de la foto a través del utilísimo progrma IrfanView:
File: - G:\Descargas\Tsunami_Indonesia_Manipulacion.jpg
Orientation - Top left
Software - ACD Systems Digital Imaging
DateTime - 2004:12:27 00:46:48
YCbCrPositioning - Centered
ExifOffset - 122
ExifVersion - 0220
SubsecTime - 3748403
ExifImageWidth - 800
ExifImageHeight - 645
InteroperabilityOffset - 188
Nunca he probado (tengo cosas mejores en qué pensar) de alterar esos datos, seguro que se puede fácilmente.
ACD, otro visualizador/manipulador de imágenes, muy popular, el utilizado en el retoque:
http://www.acdsystems.com/English/index.htm
IrfanView es gratuito, está en castellano, rapidísimo, soft imprescindible para el PC.
Publicado por: maty | 18 enero 2005 en 11:53 p.m.
Puse un post en mi blog comentando el "fallo" de la Vanguardia: http://www.e-dazibao.com/criterio/archivos/000235.html
Publicado por: Virgulilla | 19 enero 2005 en 11:30 p.m.
Muchas gracias, Virgulilla, por fijar el dato concreto. Hasta en la Vanguardia! Chi l'avrebbe mai detto?
Publicado por: JJGN | 20 enero 2005 en 09:24 a.m.