Es lamentable el aviso publicitario que El País ha enviado por email, para captar suscriptores a su web. La campaña muestra dos fotos de Manhattan con un breve texto: “Un día da para mucho. Imagínese lo que puede suceder en tres meses”.
He leído la muy buena historia de la investigación acerca de este "anuncio lamentable", narrada en primera persona por José Luis Orihuela en eCuaderno. También he leído muchos comentarios sobre el sentido de la frase "Un día da para mucho", en español y en inglés. Como siempre, hay en estos posts y comentarios un poco de todo. Pero esta vez cabe destacar un aire de indignación reprimido o latente, que no es puro enfado. Es indignación por lo que supone de descarada falta de respeto a la misma dignidad humana. Y resulta reprimida -quizá- por no encontrar razones que expliquen el hecho, un poco más allá del caso concreto.
Por eso resulta provocante la pregunta que se hacen en Adrants: "Is Spain culturally clueless or is there some convoluted explanation for this insensitive use of imagery?"
Arriesgo una posible respuesta, impresionista, escrita a vuelapluma. Entiendo que la falta de sensibilidad que pone de manifiesto este hecho tiene que ver -entre otras cosas- con lo que sucede en lo que Hannah Arendt llama "tiempos de oscuridad", como los nuestros. Tengo la impresión de que hoy, entre nosotros en general (en occidente, no en un solo país) y entre los profesionales de la comunicación en particular, nos topamos con la terrible presencia de aquel "mal banal" del que Hannah Arendt habla cuando escribe acerca del juicio de Eichmann en Jerusalén. Y esto recuerda inmediatamente también el "idiota moral" del que habla Norbert Bilbeny.
El mal que proviene del idiota moral es tan brutal como el "mal pasional" o tan monstruoso como el "satánico" (Nerón, Manson) o el "mesiánico" (Goebbels, Mercader). Y hoy hay un exceso de creativos y ejecutivos de cuentas en busca de éxito, expertos en técnicas de beneficio propio, que son genuinos idiotas* morales (con honrosas excepciones, por supuesto). En este caso, más "mesiánicos" que otra cosa, porque parece que quieren "salvarnos" de nuestra ignorancia.
Se trata por lo común de "twentysomethings", como parte emergente del iceberg constituído por gente emprendedora, por ingenuos o inconscientes profesionales liberales que trabajan como si fueran pequeños funcionarios de alquiler, y se consideran simples ejecutivos provisionales de la multinacional de turno que les paga. Algo que se acerca muy peligrosamente - y mucho más de lo que parece- a la mentalidad del funcionario Eichmann. Y en ese sentido se aproxima al "mal banal" en el que participó activamente. El aviso publicitario de El País es uno de estos males banales que nos rodean. Y precisamente por eso es posible que más de uno piense que no es preciso dedicarle mucha atención. En este caso, afortunadamente, no ha pasado inadvertido, sino que ha sido señalando como tal mal. La tardanza en pedir disculpas por parte de El País, y el modo de hacerlo son igualmente muestra de la peligrosa "banalidad" de este mal moral, para el que hay tan escasa sensibilidad en estos tiempos.
Precisamente por esto tiene sentido que Periodistadigital.com, entre los centenares o miles de comentarios que ha suscitado su circulación [y que en parte leo via Arcadi Espada y Barcepundit (Franco Alemán)], destaque el de un estadounidense que lo califica sencillamente de amoral: As I said to my wife this morning after seeing the amoral ad in El Pais: "Honey, cancel our trip to Spain this winter."
Entre los que he leído, de todos modos, destacaría uno, firmado por "Lacónico (9 palabras)", del 15 Septiembre 2004 12:30 PM . Dice esto: "¿A quién leeré que no me llame silenciosamente imbécil**?" Razonable, inteligente y oportuna pregunta.
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* Quizá conviene saber que la idiocia, antes de servir como insulto, consiste técnicamente en un "trastorno caracterizado por una deficiencia muy profunda de las facultades mentales, congénita o adquirida en las primeras edades de la vida", como dice el DRAE. En este caso se podría añadir que se trata de una deficiencia adquirida (y promovida), circunscrita al "contexto moral", que nace sobre todo en las "primeras edades de la vida profesional". El idiota es definido por el DRAE como alguien "engreído sin fundamento para ello."
** Por si resulta de interés saber qué es lo que "Lacónico" quiere evitar ser implícitamente llamado, el DRAE informa que "imbécil" es alguien "alelado, escaso de razón."
>> Ver «"El Pais": pobre explicación de la banalidad del mal» (20 Sep 04), aquí mismo. |
Me ha llamado la atención lo de "imbécil". Etimológicamente procede de in privativo y bacilo/báculo: bastón, apoyo. Por tanto, significa "sin apoyo". La RAE ya evoluciona en su significado, pero me parece muy curiosa la etimología.
Por otra parte, a mí me sucede también eso que dice "Lacónico".
Un saludo
Publicado por: Toñi | 27 septiembre 2004 en 12:43 a.m.